Silvio Berlusconi. / AP
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Berlusconi se hace la víctima y dice que es «el más perseguido de la historia»

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El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, incidió ayer en su interpretación de político más perseguido por la Justicia justo el día en que se abría el proceso de apelación por la condena a prisión a su ex abogado David Mills por un falso testimonio a favor de Il Cavaliere. La posibilidad de que la corte haga comparecer al mandatario conservador alimentó su papel de personaje principal de la comedia bufa que avergüenza a todo el país transalpino.

«Soy el mayor perseguido de toda la historia del mundo», declaró Berlusconi, en su nueva autoproclamación de gran mártir de la humanidad. Lo hizo en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros para presentarse como una víctima de la Justicia y de los magistrados «rojos», después de que el miércoles el Tribunal Constitucional invalidara la ley que le concedía inmunidad legal.

Según el magnate de la comunicación, los 106 sumarios que a su decir los jueces han abierto contra él a lo largo de los años y los dos que aún tiene por delante responden a un complot para desprestigiarle. «Me han abierto todas esas causas porque soy el primer ministro y represento un dique para la izquierda italiana», señaló. «Soy, con diferencia, el mayor perseguido por la magistratura de toda la historia y de todas las épocas del mundo, dado que siempre he sido absuelto y que en dos casos los delitos habían prescrito». Su verborrea sufrió un lapsus linguae cuando afirmó que llevaba gastados 200 millones de euros en jueces, «digo en abogados», corrigió rápidamente.

«El mejor presidente»

Ese victimismo estudiado se olvidó de un plumazo cuando un periodista extranjero le inquirió sobre la posibilidad de que renuncie a su cargo. «Soy el mejor presidente de siempre», respondió rotundo Il Cavaliere, para descartar una vez más su dimisión.

Pero si en la rueda de prensa Berlusconi fue el principal protagonista, a muchos kilómetros de Roma, en el Tribunal de Apelación de Milán, también fue el actor más destacado, aunque en ausencia. Porque la corte lombarda abordó la posible ratificación de la condena de cuatro años y seis meses de cárcel dictada contra Mills por un juicio en el que el primer ministro también está imputado. El tribunal declaró culpable a Mills en su día por haber recibido casi 410.000 euros del grupo empresarial de Berlusconi, Fininvest, a cambio de mentir en dos procesos a favor del jefe de Gobierno de los que éste salió indemne.