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«Les estaban esperando»
Herat despidió con una oración emocionada al cabo Cabello, víctima de una mina antitanque de 15 kilos
KABUL Actualizado: GuardarHerat despidió al cabo Cristo Ancor Cabello Santana con una oración a pie de pista. Minutos más tarde, el avión en el que había viajado la ministra de Defensa, Carme Chacón, regresaba a España con el cuerpo del fallecido y con uno de los soldados heridos. La breve ceremonia religiosa fue el adiós de sus compañeros, que se quedan aún unas semanas en Afganistán hasta la llegada del relevo, prevista para noviembre. «Están muy enteros y con ganas de cumplir su misión», aseguran responsables militares cuando se les pregunta por el estado de ánimo en la base. Entereza que comparten los cuatro heridos que están ingresados en el hospital ROLE2, y que tras el duro golpe sufrido, «se mostraron muy emocionados». «Algunos no pudieron contener las lágrimas» cuando la ministra pasó a ver cómo se encontraban.
Los heridos son el alférez Rafael Raúl Santana Alcaide, los soldados Daniel Castellano Guerra y María Nieves Felipe Betancor, Juver Steven Muñoz Pineda e Ibrahim Maanan Ismael. Sus familias les esperarán con angustia porque detrás de todas las estrategias, planes y debates sobre la calidad de los blindados españoles hay cientos de familias esperando que los suyos regresen. Por eso el mensaje más repetido entre las voces consultadas en Afganistán es el mismo: «Transmitid calma a los nuestros».
Con el relevo a punto de terminar y el examen de las pasadas elecciones superado, el golpe llegó cuando las tropas «vivían unas semanas tranquilas», destacan desde Herat. Con las banderas de la base multinacional a media asta, el equipo español de explosivos sigue investigando la composición del artefacto del atentado del miércoles. Según los primeros informes, se trataría de una mina antitanque accionada por contacto y compuesta por una carga de más de 15 kilogramos. «Les estaban esperando, creemos que sabían que ése era el camino por el que iban a pasar», afirman fuentes militares.
Cabello participaba en una misión que perseguía cortar los vínculos del líder rebelde local Ghulam Yahya Akbari con el resto de pequeños comandantes que van uniéndose a la insurgencia.