Obama retrasa su plan estratégico sobre Afganistán
El presidente de EE UU se enfrenta a los mandos del Pentágono y se niega a enviar más soldados al país asiático
NUEVA YORKActualizado:El 65% de los estadounidenses cree que vale la pena seguir luchando en Afganistán, aunque ello implique la muerte de algunos de sus compatriotas, si al final se logra eliminar el terrorismo en el país árabe. Los datos son de una de las muchas encuestas -no todas tan favorables a la ocupación militar- publicadas cuando se cumplen ocho años de la guerra desatada por el ex presidente George W. Bush y cuyo futuro parece más incierto que nunca a la luz de la creciente indefinición de Washington sobre cómo encarar una nueva estrategia para contener a talibanes.
Tras su encuentro el pasado martes con los líderes del Congreso, a los que comunicó que no planea reducir sustancialmente el número de tropas de Estados Unidos en Afganistán ni convertir su misión en una mera caza de terroristas, Obama se reunió ayer con su equipo de seguridad nacional, y allí pronunció palabras de reconocimiento a los 865 soldados estadounidenses y 570 miembros de las fuerzas aliadas caídas en combate.
Líderes legislativos de los dos partidos salieron de su encuentro con Obama el pasado martes elogiándolo por su franqueza y su interés por escuchar, pero desde el punto de vista político, los dos bandos se mantuvieron como llegaron: los republicanos presionando para que siga el consejo de sus comandantes militares y los demócratas insistiendo en que no debería apresurarse en mandar más tropas. En cualquier caso, el mandatario señaló que su decisión final -que podría tardar aún semanas en anunciar- no va a ser del agrado de todos. El diario 'The New York Times' dejó caer ayer que el presidente podría inclinarse por centrar los esfuerzos en combatir los grupos vinculados a Al-Qaida en Pakistán, una idea apoyada por el vicepresidente, Joe Biden, si bien ese giro no mermaría la actual composición de fuerzas en Afganistán.
Esos matices no son el mensaje que los militares esperaban escuchar. Obama sigue marcando distancias con su jefe militar en la zona, el general Stanley McChrystal, que ayer le pidió formalmente el envió de 40.000 soldados más que, a su juicio, son imprescindibles para enderezar el rumbo de la guerra contra los talibanes, el enemigo que día tras día deja viene dejando un reguero de víctimas entre las fuerzas aliadas.