Cuba, a dieta
Castro aplica nuevas medidas de ahorro con el cierre de los comedores obreros
CORRESPONSAL. LA HABANA Actualizado: Guardar«El que avisa no es traidor», reza un dicho popular. El presidente cubano, Raúl Castro, afirmó en varias ocasiones que había que terminar con subvenciones y gratuidades. Cuatro ministerios han sido los primeros en eliminar, de «manera experimental», los comedores obreros desde el pasado día 1. A cambio, cada empleado recibirá 15 pesos cubanos (0,50 euros) por día trabajado. El emolumento no constituye salario, pero en la práctica supone duplicar el sueldo medio, de unos 400 pesos (15 euros) a los funcionarios de los departamentos de Trabajo y Seguridad Social, Finanzas y Precios, Comercio Interior y Economía. Tras la prueba, la medida se extenderá a otras instituciones y empresas.
En Cuba, con poco más de 11 millones de habitantes, existían 24.700 comedores que alimentaban a más de 3,5 millones de personas. La medida «trata de abrir las puertas a la racionalidad y al ahorro, de liberar al país de una carga que no puede ni está en condiciones de seguir llevando», señalaba el diario oficial Granma. Algunos observadores opinan que así se prepara el terreno para que el Gobierno aborde la sustitución de la doble moneda, otro de los asuntos que más molesta y preocupa a la población.
Para las arcas del Estado el negocio es redondo. De un plumazo deja de invertir en materias primas para las cocinas, que acaban en el mercado informal, no necesitan cocineros, tampoco cantimploras industriales, ni camiones y combustible para la distribución. Según datos oficiales, sólo en arroz, granos, cárnicos y aceite, La Habana gasta anualmente 260 millones de euros. A eso se suma un presupuesto de otros 125 millones de euros en comedores que tienen presupuestos en divisas, es decir, que dan servicio a empresas mixtas y sociedades anónimas.
Fin de la corrupción
Mujeres y jóvenes aceptan mejor la idea, que tiene además una doble intención: acabar con la corrupción que nutre de aceite, embutidos y otros productos el mercado negro. Muchos empleados se quejaban de que la comida era pésima porque los encargados de prepararla no cumplían con los requisitos de calidad ni de cantidad para desviarlo a la comercialización ilegal. También se terminará el negocio de quienes venden las meriendas, con bebida incluida, por 0,80 euros.
Los comedores para los trabajadores se abrieron en 1963, poco después del triunfo de la revolución. También los estudiantes de Primaria reciben almuerzo y merienda. Los de Secundaria y sus profesores sólo merienda.