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Berlusconi otea el cielo con gesto preocupado durante la bienvenida a Abbas. / AFP
MUNDO

Berlusconi pierde su inmunidad

El Tribunal Constitucional sentencia por nueve votos contra seis que el Laudo Alfano atenta contra el principio de igualdad ante la ley

IVÁN ALONSO
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La suerte estaba echada y, finalmente, cayó contra Silvio Berlusconi después de dos días de nervios donde ha habido desde amenazas teatrales de golpes de estado y fugas al extranjero a denuncias de una supuesta conspiración de los «poderes fuertes» contra la figura del primer ministro. El dirigente, que ha superado crisis que serían letales para otros mandatarios -como el escándalo sexual de velinas y prostitutas en su villa de veraneo- y que sigue manteniendo intactos entre los ciudadanos sus altos índices de popularidad, topó esta vez con el Tribunal Constitucional italiano.

El Laudo Alfano, la ley que fabricó su ministro de Justicia en julio de 2008 nada más llegar al poder para mantener alejada a la justicia de sus múltiples causas pendientes, es ya papel mojado. Tras dos días de deliberación, los quince magistrados del tribunal sentenciaron por nueve votos a favor y seis en contra que esa ley es inconstitucional porque viola el artículo 138 de la Constitución, que dice que una norma de esas características no puede ser tramitada como una ley ordinaria sino que merece toda una reforma constitucional. Además, el artículo 3 de la Carta Magna, que establece el principio de igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, también habría sido dejado de lado.

La primera consecuencia de la decisión tomada ayer a media tarde por los jueces romanos es que los procesos abiertos contra el primer ministro por corrupción, fraude fiscal, falso balance y apropiación indebida se reanudarán. Entre ellos figura el juicio por el supuesto pago de 580.000 euros al abogado inglés David Mills para que falsificara su testimonio en dos procesos celebrados en 1997 y 1998 contra el mandatario. El segundo proceso, también suspendido, está relacionado con supuestas irregularidades en la compraventa de derechos televisivos de su grupo de comunicación Mediaset.

Riesgo de dimisión

La reacción no se hizo esperar. Berlusconi acusó al alto tribunal de ser «izquierdista» y declaró, muy ufanamente, que seguirá adelante. Por su parte el portavoz, Paolo Bonaiuti, no dudó tampoco en calificar la sentencia de «política» y apostó por la continuidad del Ejecutivo. Sin embargo, a pesar de las declaraciones entusiastas, el veredicto de la corte podría tener consecuencias fatales para el Gobierno. La posibilidad de la dimisión de Il Cavaliere no está descartada del todo y ya hay quien murmura en los pasillos del palacio Chigi -sede de la jefatura del Gobierno- que las elecciones podrían adelantarse a la tercera semana de marzo, fecha en la que tendrán lugar los comicios regionales. La oposición en bloque no tardó en asaltar la cámara del rey moribundo. «Que se vaya a casa», bramó el líder del partido Italia de los Valores, Antonio di Pietro. «Se lo habíamos dicho incluso al jefe del Estado... la ley era un ejemplo de inconstitucionalidad e inmoralidad. Espero que a la luz de la decisión de la consulta, el presidente del Consejo deje de hacer leyes para uso y consumo propio y dimita», añadió.

Por su parte, el jefe del principal partido de la oposición, el PD, Dario Franceschini, celebró que la Corte Constitucional haya «restablecido» en Italia el principio de igualdad. «Con la sentencia de hoy -por ayer- los quince jueces del Constitucional han dejado claro que en Italia no hay excepciones» y que todos somos iguales ante la ley, incluidos los poderosos», agregó.

«Cumplir con el deber»

Pero la división que se pudo ver entre los jueces -nueve contra seis- a la hora de tumbar la polémica ley que daba inmunidad no sólo al primer ministro sino al Jefe del Estado y a los presidentes de las dos cámaras para delitos no relacionados con su cargo, también se apreció entre una oposición debilitada por el tsunami del berlusconismo, que conserva el 60% de su popularidad y que, en caso de realizarse elecciones, ganaría aún con más holgura que el año pasado. Uno de los principales representantes del PD, Pierluigi Bersani, puntualizó que ahora sólo esperaba que el jefe del Ejecutivo «siga cumpliendo su deber» y «se concentre un poco más en los problemas del país».

No es la primera vez que Berlusconi es despojado de su intento de ser caballito blanco ante la justicia. El precedente Schifani-Maccanico desmoraliza a la oposición política y social. En 2004, así se llamaba la ley aprobada por el primer ministro para conseguir frenar sus eternos problemas con los jueces. Pero entonces, como ahora, el Tribunal Constitucional suspendió la ley al considerarla contraria a los principios de la carta Magna.

Esta vez su ministro de Justicia en el cargo fue más astuto y había previsto que las víctimas de los procesos contra los altos cargos del Estado inmunes pudieran seguir sus pleitos por la vía civil. Además dispuso que se pudiera renunciar a la inmunidad. Uno de sus abogados, Piero Longo, afirmó ayer en sede del Constitucional que la ley suspendida preveía «la temporalidad, la renunciabilidad, la garantía de las pruebas aplazadas y la tutela de las partes civiles».

Lo cierto es que el Laudo Alfano ha caído y Berlusconi, el hombre que era primus super pares sobre el resto ya no es inmune. Toda Italia hace ahora apuestas sobre su futuro.