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La República Checa pone nuevos obstáculos al Tratado de Lisboa

El presidente checo, Vaclav Klaus, se queda solo en su lucha contra el texto, después de que el mandatario polaco, Lech Kaczynski, haya confirmado que lo rubricará

EFE |
BRUSELASActualizado:

El presidente checo, Vaclav Klaus, ha planteado nuevos obstáculos para la ratificación del Tratado de Lisboa, pero se ha quedado solo en su lucha, ya que finalmente Polonia, que también tenía reticencias, ha anunciado que firmará el texto.

Después de un día de incertidumbre y declaraciones contradictorias, el jefe de la cancillería polaca ha informado de que el presidente, el conservador Lech Kaczynski, rubricará el Tratado el próximo sábado. Con el anuncio de Varsovia, que se había negado a completar la ratificación hasta conocer el resultado positivo del segundo referéndum en Irlanda, Praga se convertirá en la única capital que paraliza la entrada en vigor del texto, que desde Bruselas se quiere acelerar todo lo posible.

Por ello, en los últimos días las instituciones comunitarias han reforzado su presión sobre las autoridades checas, que mañana aumentará un punto más con una entrevista personal entre el euroescéptico Klaus y el presidente del Parlamento Europeo (PE), Jerzy Buzek.

El presidente checo -que literalmente no cogía el teléfono a la Unión Europea (UE), según admitió ayer la Presidencia comunitaria- ha aceptado recibir en Praga a Buzek, que quiere explicarle los "costes" que tiene para Europa cualquier retraso en la aplicación de Lisboa. Sin embargo, antes de esa cita, Klaus ha dejado claro que no piensa dar facilidades a Bruselas y ha puesto nuevas condiciones para estampar su firma en el texto.

Además de esperar a que el Tribunal Constitucional decida si acepta el recurso presentado por un grupo de senadores de su partido en contra de Lisboa, Klaus quiere que se añada al Tratado una aclaración relativa a la Carta de Derechos Fundamentales. Así se lo ha dicho al presidente de turno de la Unión, el sueco Fredrik Reinfeldt, que aunque ha asegurado que no conoce qué es lo que demanda exactamente el político checo, le ha dejado claro que "el mensaje llega en un mal momento" y "demasiado tarde en el proceso".

Reabrir el Tratado

Las exigencias de Klaus implicarían reabrir el contenido del Tratado, fraguado en interminables negociaciones, y amenazarían con retrasar aún más toda la reforma institucional de la UE. Según algunos analistas, el objetivo checo sería posponer en todo lo posible la ratificación definitiva de Lisboa, a la espera de las próximas elecciones británicas. El gran favorito en esos comicios, el conservador David Cameron, ha prometido que si llega al poder antes de que el Tratado esté en vigor, convocará un referéndum en el Reino Unido que, para muchos, acabaría definitivamente con el texto.

Mientras, en Bruselas el tiempo apremia, pues a finales de mes concluye el mandato de la Comisión Europea (CE) y del Alto Representante para la Política Exterior, Javier Solana. De no tener entonces garantías sobre el futuro del Tratado, la renovación de todos esos cargos se complicaría sobremanera e impediría a la UE, según han advertido en los últimos días sus principales instituciones, actuar ante desafíos como la crisis económica o el cambio climático.