Soldados de fortuna
Actualizado:El Gobierno parece que no es partidario, después de habernos embarcado en tantas cosas, de dejar que embarquen los infantes de Marina en los buques que faenan en aguas de Océano Índico. Los piratas están de enhorabuena y dan saltos de alegría sobre su pata única. La protección de los atuneros vascos recaerá sobre mercenarios ingleses. Soldados de fortuna y no como lo fuera Miguel de Cervantes, que lo fue de infortunio y volvió con una mano engarabitada, «como entregando con timidez un memorial», y vagó en busca de un empleo fijo.
Los bucaneros piden una gran suma porque el barco está nuevecito. Su lema es «suma y sigue» y no van a conformarse con el chocolate del loro que llevan a bordo. Su oficio es muy arriesgado y eso hay que pagarlo. Que se lo pregunten, preferiblemente en somalí, a los dos que han sido capturados. El juez Garzón, que ejerce por tierra, mar y aire, ha ordenado su ingreso en prisión y su urgente traslado a España. Serán acusados de un delito de asociación ilícita, de 36 detenciones ilegales y de robo con violencia. Quizá no debiéramos olvidar que el Alakrana, con bandera española, faenaba fuera de la zona de seguridad de la operación Atalanta.
Habría que recurrir a ayudas, pero algunos líderes están en horas bajas y otros duermen a todas horas. El acreditado zascandil y simpático embaucador don Silvio Berlusconi parece que ha llegado al límite, y Obama, que parecía no tenerlo, está sufriendo un inesperado y prematuro traqueteo. La ultraderecha de EE UU le acusa de frivolidad por haber ido a Copenhague a apoyar la candidatura olímpica de Chicago. Sólo tienen razón los ganadores. Así que debemos habituarnos a perder, para llevar la derrota con dignidad. No hay que quejarse, porque quejarse es de bellacos.