Un respeto para don Pedro
Nadie creyó en él cuando Rijkaard le hizo debutar con el primer equipo, excepto Guardiola, que ha pulido un diamante
COLPISA. BARCELONAActualizado:Cuando un canterano debuta en el primer equipo del Barça suele tener repercusión mediática. No fue el caso de Pedro Rodríguez Ledesma, entonces simplemente Pedrito, que el 12 de enero de 2008 sustituyó a Eto'o en el minuto 88 de un 4-0 liguero sobre el Murcia. El detalle de Rijkaard con aquel desconocido jugador de 19 años sonó a tan anecdótico que incluso cada acción que intentó en tan breve espacio de tiempo fue coreada por la afición más en plan cachondeo cariñoso hacia un chico pequeñito (1, 69 m. y 64 kg.) de nombre simpático que como señal de admiración. Se repitió la historia en su segunda intervención en aquella campaña cuando entró por Bojan en el 86' de un 4-1 sobre el Valladolid.
Dos partidos en una campaña que acabó siendo horrible, mínimo espacio en la prensa para Pedrito. Nadie vio en él a un prometedor delantero para el Barça del futuro. ¿Nadie? El nadie hubiese sido absoluto de no existir Pep Guardiola. Durante esa misma campaña 2007-08 disputó 36 partidos en el filial a las órdenes del técnico de Santpedor y logró 6 goles que ayudaron al ascenso a Segunda División B. Cuando asumió las riendas del primer equipo en julio de 2008, confió en el delantero canario hasta el punto de que fue un habitual durante la pretemporada, incluso en la previa de la Champions. Dejó de ser una anécdota. Entonces sí se habló de él. Y se supo que pasaba a llamarse Pedro por imperativo del club, quizás para que la gente se lo tomara más en serio. Luego trascendió que nunca le importó lo de Pedrito.
Pedro o Pedrito tenía una historia que comenzó en Santa Cruz de Tenerife, su ciudad natal, el 28 de julio de 1987, aunque creció en la costa. En el Raqui San Isidro, un equipo del municipio de Granadilla de Abona, destacó y un ojeador del Barça lo llevó al club azulgrana. El 1 de agosto de 2004 se incorporó al Juvenil A, donde comenzó a brillar por su regate eléctrico y su mejor virtud: el remate con las dos piernas. El Raqui, por cierto, cobrará 300.000 euros (más que su presupuesto en Preferente) por una cláusula que obligaba al Barça a pagar si disputaba 10 partidos oficiales de más de 45 minutos. Los cumplió ante el Málaga.
Valiosa aportación
Su brillante irrupción en el primer equipo le valió para ganarse el respeto de todos, aunque, algo verde todavía, se pasó la mayor parte de la campaña en el filial. Disputó 14 partidos oficiales con el primer equipo, pero no marcó ningún gol. Y a las órdenes de Luis Enrique en el Barça B no le salían las cosas. Llegó a desesperarse, pero fue el propio Guardiola quien le animó a luchar en una charla privada. Su final de temporada en el filial fue pletórico y Pep le premió con minutos en las finales de Copa y Champions. Le estaba poniendo una alfombra para la presente temporada. Y Pedro la ha sabido aprovechar.
El sábado logró un gran gol ante el Almería. Era el cuarto en cuatro competiciones distintas, todos preciosos, todos valiosos. Ya se había salido en la pretemporada cuando marcó en San Mamés para encarrilar la Supercopa de España. Luego decidió la Supercopa de Europa en la prórroga con un tanto de habilidad, apuntilló al Dinamo de Kiev en la Champions con otra genialidad y se inventó un reverso letal frente al Almería.
El jugador menos mediático de la plantilla es de los más valiosos: marca cada 85 minutos. Guardiola no quiere que se lo crea y este mismo sábado, tras su gol, le abroncó por perder muchos balones. El técnico le aprecia, está puliendo un diamante. Y de Pedro, siempre humilde y sonriente, ya nadie se ríe.