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Calla la voz de la América pobre

Luto en la música popular por la muerte de Mercedes Sosa, que inmortalizó la canción 'Gracias a la vida'

MIGUEL LORENCI
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La poderosa voz de Mercedes Sosa, La Negra, símbolo resistente y la voz de la América hispana, se apagó ayer para siempre. La cantante argentina, matriarca de la música popular y faro en la resistencia contra la dictadura argentina que la forzó al exilio, sucumbió a la enfermedad hepática con la que batallaba desde hacía tiempo en una clínica de Buenos Aires. Hospitalizada desde septiembre, la artista de 74 años que pasó más de 40 bajo los focos, llevaba varias semanas en coma. Su canción emblema, Gracias a la vida, sonó en su adiós de la tierra de fuego a los grandes lagos.

La muerte de esta mamá grande de la canción, la voz de los sin voz, que supo casar como nadie la música popular y la mejor poesía americana del siglo XX, causó una sensación de orfandad y hondo pesar en almas hispanas de todo el mundo. Y es que fue una constelación hispana que durante décadas recorrió los escenarios ataviada con su poncho rojo, armada con su guitarra y una voz tan clara como vigorosa.

Sosa fue una voz comprometida que se alzó siempre contra el abuso y la injusticia, y que llevó los aires más populares de América a lugares como la Capilla Sixtina, al neoyorquino Carnegie Hall y al mismo Coliseo de Roma, donde en mayo de 2002 reclamó la paz en Medio Oriente junto a figuras como Ray Charles. En todos esos sitios cantó los versos de Violeta Parra que convirtieron Gracias a la vida en su seña de identidad y en un himno a la esperanza y el optimismo.

Integrante del Movimiento Nuevo Cancionero, aspiraba a renovar el folclore sin renunciar al activismo político y la reivindicación constante. A lo largo de sus cuatro décadas de actividad grabó casi medio centenar de discos, obtuvo dos premios Grammy, y colaboró con todos los grandes de la música popular y de muchos otros géneros. Su personalidad franca y su espíritu curioso y siempre joven le permitieron conectar con las generaciones más jóvenes del rock and roll argentino, así como con músicos y compositores como Charly García, Fito Páez y León Gieco. También cantó temas de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, y marcó un hito gracias a sus duetos de ópera con el fallecido tenor italiano Luciano Pavarotti.

Colaboraciones

El reciente álbum doble Cantora queda como la última entrega del legado de la cantante, una grabación en la que colaboró con Joan Manuel Serrat, Luis Alberto Spinetta, Caetano Veloso, Shakira, Gustavo Cerati, Calle 13 y Joaquín Sabina.

Nacida en 1935 en San Miguel de Tucumán, La Negra fue bautizada como Haydée Mercedes. Se crió en condiciones más que difíciles en la casa de su abuela, sin luz eléctrica ni comodidad alguna. Su destino hubiera sido el de tantas mujeres de su tiempo, dedicadas a cuidar y alimentar a los suyos. Pero su madre fue la primera en comprender su talento y le permitió dedicar más tiempo a la lectura y la música. En la familia no había dinero, pero si comprensión hacia los afanes artísticos de la joven Sosa empeñada en casar poesía y música desde la adolescencia. Maestra de danza folclórica, su primera actuación tuvo lugar en 1950, en un festival al que concurrió como Gladis Osorio. Su primer disco fue Canciones con fundamento.

Dedicada de pleno a la canción y al folclore se casó con el también cantante Manuel Oscar Matus. El matrimonio fue breve y desgraciado. Años más tarde reconoció que aquel fue el periodo más desdichado de su vida, tanto por la mala relación como por la pobreza en la que vivían.

Su potente y singular voz le permitió convertirse en una respetada intérprete del repertorio popular con chacareras, milongas y tonadas. Su primera canción talismán fue Alfonsina y el mar, poema de Alfonsina Storni que se convirtió en patrimonio colectivo de todo el continente. Pero la llave para encandilar a todos los públicos fueron los poemas de Violeta Parra a los que puso música.