Ofensiva talibán
Actualizado: GuardarL a muerte de quince soldados estadounidenses y dos afganos en violentos ataques insurgentes contra sus posiciones lanzados en el sur y la franja oriental de Afganistán revelan la determinación de los rebeldes de mantener la intensificación de su ofensiva para extender su presencia en las zonas rurales del país. Pero también confirma el que las advertencias lanzadas por los altos responsables militares de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) para que los estados implicados envíen más tropas encuentran fundamento real en el deterioro de la situación. La coincidencia del diagnóstico expresado por el nuevo jefe del Estado Mayor británico asociando el triunfo sobre los talibanes al envío de un mayor número de tropas para atacar con más rapidez los objetivos y ganar la batalla psicológica, con las insistentes peticiones de más efectivos del general Mc Chrystal condicionarán las inminentes decisiones políticas de los aliados. Porque el fiasco de las elecciones legislativas bajo sospecha de corrupción ha frenado las expectativas de ir depositando progresivamente el control de los resortes de la seguridad en manos del gobierno de Hamid Karzai y reforzar los lazos de confianza con la población civil para contener la influencia de los talibanes. Barack Obama deberá tomar en cuenta la evolución de los combates a la hora de tomar una resolución y fijar la nueva estrategia para frenar la expansión de los insurgentes. Pero sus aliados, entre ellos España, no pueden esquivar sus responsabilidades ni en esfuerzo militar ni en el compromiso moral en la lucha contra un enemigo que, si triunfa en Afganistán, ampliará su influencia en todo Oriente Medio.