El Sevilla desnuda a un Real Madrid desubicado
Navas sacó los colores a Marcelo y sólo Casillas evitó una derrota mayor con grandes paradas Otro despiste en la defensa de un córner condenó a los de Pellegrini tras el empate de Pepe
COLPISA. SEVILLA Actualizado: GuardarEl Sevilla se confirmó como alternativa al poder establecido y puso al Madrid en su sitio, hoy por hoy lejos del nivel del Barça y de los mejores de Europa pese a su extraordinaria plantilla. Le ganó por la mínima pero le dejó patente que si no encuentra un patrón de juego y no espabila en defensa, al final puede repetirse la historia del curso pasado. Si no es por un Casillas estratosférico, el resultado pudo ser terrible en el primer examen serio para las huestes de Pellegrini.
Faltaron la contundencia de Cristiano, decisivo en cualquier equipo, y el quite de Lass, pero no caben excusas con un presupuesto de más de 400 millones. El Madrid fue un equipo vulgar, sin identidad, desubicado y desatento, una vez más, en la estrategia defensiva. Y un coladero en el flanco izquierdo, donde Navas sacó los colores una y mil veces a un Marcelo horrible al que encima tenía que ayudar Guti, un notable pasador que se pierde en banda y más si toca bajar y esforzarse.
Ambicioso, intenso, con ritmo, personalidad y dos puñales por banda, el Sevilla desnudó al Madrid en la primera mitad. Ante un adversario timorato, mal colocado por Pellegrini y sin desarmado en un lateral, los de Jiménez pudieron haberse ido al descanso con un triunfo escandaloso. Se adelantaron pero dejaron escapar vivo al enemigo gracias a su desatino en la suerte final y a las apariciones del santo más galáctico del madridismo.
Estaban Albiol, Xabi Alonso, Kaka y Benzema, pero el Madrid se pareció al de años precedentes. Sin estilo, resquebrajado.
Navas fue el amo y señor. Superó a su defensor en corto y en largo, por abajo y por arriba, tal y como demostró al robarle la cartera en el 1-0. Internada de Perotti por el otro costado, donde se aprovechó de que Ramos ya estaba amonestado, taconazo a Navarro y centro de éste al que se anticipa el sevilllano. Un gol que hacía sólo mínima justicia.
Iker firmó la parada de la temporada en el arranque de la segunda mitad. Negredo entró hasta la cocina y su pase sólo lo tenía que empujar Perotti a puerta vacía. Pero apareció el inmenso cuerpo del portero para salvar lo insalvable. A renglón seguido, una falta, un despiste y cabezazo de Pepe para empatar.
Enmudeció el Pizjuán. Los locales comenzaban a ofrecer síntomas de cansancio y el Madrid de recuperación. Jiménez movía fichas y agotaba los cambios. Capel y Kanouté en lugar de los extenuados Perotti y Negredo. Pero el Madrid se durmió en un saque de esquina y permitió cabecear a Renato solo y desde el borde del área chica. Ya era demasiado para Iker, que pegó un par de puntapiés a su portería por no dárselos a sus compañeros.