Las obras del Museo-Taller Litográfico se reanudan con tres años de retraso
La familia Müller duda del estado de conservación de las piedras litográficas y de los futuros usos de las máquinas El espacio se convertirá en un Museo de Arqueología Industrial
CÁDIZ Actualizado: GuardarLlevan esperando tres años para volver a convertirse en las verdaderas protagonistas de las bóvedas de las Puertas de Tierra y, por fin, queda menos para que despierten de su letargo. Las máquinas del Museo-Taller de Antiguas Litografías Müller volverán a funcionar después de la segunda fase de las obras del museo. O al menos eso espera Ángel Müller, uno de los miembros de la familia, antigua propietaria de las máquinas, que espera con incertidumbre el fin de las obras.
A lo largo del día de hoy, está previsto que las piquetas vuelvan a desembarcar en las Puertas de Tierra. En esta segunda fase que supuestamente iba a estar en marcha a finales del 2006, se realizarán los últimos retoques a las bóvedas y se procederá a equipar el museo para poder reabrirlo como museo de arqueología industrial.
Protección
Durante los tres años que ha estado cerrado el museo, las más de 800 piedras litográficas que a finales de los ochenta vendió la familia Müller deberían haber estado sometidas a un cuidadoso proceso de conservación. Sin embargo, Müller duda que haya sido así. «No sé el estado de conservación de las piedras más valiosas, pero sí he visto que una de las piedras no estaba bien protegida».
Para que las piedras litográficas se conserven en buen estado -alguna de ellas tiene casi un siglo de existencia- es necesario limpiarlas y protegerlas con goma arábiga para evitar el ataque de la humedad que hace desaparecer los dibujos de la piedra.
El futuro
Sin embargo, una de las mayores preocupaciones de la familia Müller es el futuro del museo. Ángel teme que la nueva denominación como Museo de Arqueología Industrial desdibuje la importancia de las máquinas litográficas. «Cuando acordamos la venta, dijimos al Ayuntamiento que el origen del material debía quedar claro. Con el nuevo nombre, temo que se pierda el antiguo en el que se mencionaba el apellido de nuestra familia».
El segundo aspecto que preocupa a Müller, ante la próxima apertura del museo, es el uso que se le dará a la maquinaria. En el futuro museo de arqueología industrial está previsto instalar los equipamientos necesarios para realizar litografías. Sin embargo, Müller se muestra preocupado. «No me gustaría que las máquinas formaran parte de un museo estático. Lo importante es que se puedan admirar en funcionamiento».
El antiguo propietario de las máquinas es un verdadero apasionado de las litografías y tiene múltiples ejemplos de ciudades que han sabido explotar su material. «En Cataluña tienen unos fondos más reducidos y los explotan mucho más que en Cádiz».
Todas estas cuestiones tiene previstas trasladarlas a la alcaldesa en una reunión que quiere concertar con ella. De hecho, la familia Müller no ha querido perder la vinculación con su antiguo material y se ha ofrecido en diversas ocasiones para «colaborar en lo que al Ayuntamiento desee». Su disposición les lleva incluso a plantearse vender los últimos fondos que posee la familia. «Son litografías y documentos de gran interés museístico. Todo depende de que nos garanticen que se les va a dar un trato adecuado».