El Sevilla toma la alternativa
Casillas evita la goleada de un Real Madrid cuya pegada no fue suficiente para ganar. Navas, Pepe y Renato, los autores de los goles (2-1)
Actualizado: GuardarEl Sevilla se confirmó como alternativa al poder establecido y puso al Madrid en su sitio, hoy por hoy lejos del nivel del Barça y de los mejores de Europa pese a su extraordinaria plantilla. Le ganó por la mínima pero le dejó patente que si no encuentra un patrón de juego y no espabila en defensa, al final puede repetirse la historia del curso pasado.
Si no es por un Casillas estratosférico, el resultado pudo ser terrible en el primer examen serio para las huestes de Pellegrini. Faltaron la contundencia de Cristiano, decisivo en cualquier equipo, y el quite de Lass, pero no caben excusas con un presupuesto de más de 400 millones.
Pellegrini, todavía en rodaje como técnico blanco, dejó a Granero en el banquillo, y brindó la titularidad a Mahamadou Diarra por vez primera en desde su grave lesión. El malí no pudo con Renato y Zokora. Tampoco le ayudó Xabi Alonso, pesadote y flojo en defensa.
La extraña situación de Guti fue un chollo para los locales. El madrileño tenía que darse unas carreras en defensa para las que ya no está preparado y apenas aparecía en la construcción. Y arriba, se decantó por los galones de Raúl, cansado tras su baldío viaje a Copenhague para defender la candidatura del Madrid olímpico, en detrimento de Higuaín.
Navas, sobresaliente en ataque y defensa
Navas fue el amo y señor. Superó a su 'defensor' en corto y en largo, por abajo y por arriba, tal y como demostró al robarle la cartera en el 1-0. Internada de Perotti por el otro costado, donde se aprovechó de que Ramos ya estaba amonestado, taconazo a Navarro y centro de éste al que se anticipa el sevilllano. Un gol que hacía sólo mínima justicia. Konko, al cabecear un saque de esquina; Navas, en un mano a mano con Iker; y Luis Fabiano, al rematar en semifallo una dejada de Negredo, fallaron ocasiones pintiparadas. Y después del gol, tanto Luis Fabiano como Renato perdonaron lo increíble con la cabeza. O remataban mal o Casillas obraba su primer milagro con el pie. En el otro área, sólo Raúl consiguió zafarse una vez de sus vigilantes para ceder un balón de oro a Benzema que el francés mandó al limbo.
Iker firmó la parada de la temporada en el arranque de la segunda mitad. Negredo entró hasta la cocina y su pase sólo lo tenía que empujar Perotti a puerta vacía. Pero apareció el inmenso cuerpo del portero para salvar lo insalvable. Casi a continuación, una falta, un despiste y un gran cabezazo de Pepe para empatar. La ley del fútbol. En lugar de felicitar al central, Kaká se dirigió a Iker para darle las gracias. Un buen cristiano.
Enmudeció el Pizjuán. Los locales comenzaban a ofrecer síntomas de cansancio y el Madrid de recuperación. Jiménez movía fichas y agotaba los cambios. Capel y Kanouté en lugar de los extenuados Perotti y Negredo, sin suerte ante sus ex. Pellegrini prefería ya la perseverancia de Higuaín a la calidad de Benzemá, un pasmarote en Nervión.
La película, tantas veces vista, tenía pinta de acabar con el triunfo del rico. Pero fue contumaz en el error. Se durmió en un saque de esquina y permitió cabecear a Renato solo y desde el borde del área chica. Ya era demasiado para Iker, que pegó un par de puntapiés a su portería por no dárselos a sus compañeros.