Decepción con orgullo
Actualizado: GuardarLa designación de Río de Janeiro como sede de los Juegos Olímpicos 2016 condujo ayer a la candidatura de Madrid a una nueva frustración, tras su descarte en Singapur para los de 2012. Pero tanto la solvencia de la alternativa encabezada por el alcalde Ruiz Gallardón como el reconocimiento que supone haber llegado hasta la última votación deben conducir a todas las instituciones comprometidas en el empeño a evitar el calificativo de fracaso. El propio alcalde de Madrid quiso curarse en salud antes de la reunión plenaria del COI señalando que postularse como sede olímpica sin lograr ser elegida en ningún caso perjudicaría a ninguna de las cuatro ciudades que se presentaron en Copenhague, sino todo lo contrario. Tanto las mejoras introducidas en la infraestructura deportiva y urbana con la aspiración de albergar los Juegos, como el clima de ilusión compartida generado en torno a la candidatura y su «corazonada», constituyen activos suficientemente tangibles como para que Madrid se sienta orgullosa de su intento y el resto de España de haberlo secundado sin reservas. Es verdad que la infructuosa concurrencia a dos procesos de elección seguidos obliga a posponer una nueva candidatura madrileña para los Juegos Olímpicos. Pero lo importante ahora es que el resultado de la votación del COI no derive en un enésimo pulso político entre el Ayuntamiento y la Comunidad; entre un sector u otro del PP. Ello sería especialmente injusto en relación al amplísimo apoyo ciudadano que ha merecido Madrid 2016, y en ningún caso beneficiaría a quien ose mentar la frustración como recurso para una política mezquina. En cualquier caso, la indudable decepción que la inmensa mayoría de los madrileños y de los españoles experimentó ayer con la elección de Río de Janeiro no debe afectar a la enhorabuena que merece la ciudad brasileña por su meritoria candidatura. Además, el hecho de que el COI haya optado por un país emergente que trata de liderar el desarrollo de toda Iberoamérica y por una ciudad populosa cuyos habitantes pueden verse enormemente beneficiados por la celebración en ella de los Juegos Olímpicos ha de constituir también un motivo de satisfacción para todos los que tenían sus esperanzas depositadas en Madrid 2016.