Una unidad militar de mujeres desfila por la plaza de Tiananmen. / REUTERS
MUNDO

China luce músculo militar

Muestra en un desfile 52 nuevas armas y la mayor exhibición de su generación de misiles

PEKÍN Actualizado: Guardar
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Los tanques volvieron ayer a la plaza de Tiananmen de Pekín. Pero no lo hicieron, como en 1989, para aplastar la revuelta de los estudiantes que pedían reformas democráticas, sino para conmemorar el 60 aniversario de la fundación de la República Popular China. Tras derrotar en la guerra civil al generalísimo Chiang Kai-Chek, quien se refugió en Taiwán provocando la división de la isla hasta la actualidad, el líder revolucionario Mao Zedong instauró el 1 de octubre de 1949 este Estado comunista que, seis décadas después, se ha convertido en la nueva superpotencia del siglo XXI tras su apertura al capitalismo desde finales de los 70.

Al igual que ya hiciera el año pasado durante los Juegos Olímpicos de Pekín, el régimen chino mostró al mundo su imparable ascenso con un espectacular desfile donde sacó a relucir su músculo militar, alimentado por los 30 años de crecimiento económico.

A las diez de la mañana (tres de la madrugada, hora española), el presidente Hu Jintao, ataviado con un traje Mao oscuro abotonado hasta el cuello, se asomó al mismo balcón de entrada a la Ciudad Prohibida donde el Gran Timonel proclamó la República Popular hace 60 años. Acompañado por el ex presidente Jiang Zemin y el todopoderoso Politburó del Partido Comunista, Hu Jintao pronunció desde la tribuna un discurso en el que instó a los chinos «a construir un país fuerte, democrático y con un socialismo modernizado».

«El progreso de los últimos 60 años demuestra que sólo el socialismo puede salvar a China, y sólo la política de apertura y reforma puede garantizar el desarrollo de China, el comunismo y el marxismo», propugnó ante 80.000 estudiantes que abarrotaban la plaza y formaban mosaicos de colores con diferentes figuras y mensajes propagandísticos, como «Larga vida a China» y «El socialismo es bueno».

Al paso de la oca, las tropas del Ejército Popular de Liberación marcharon sobre la plaza con sus uniformes de gala representando a distintos batallones de Infantería, Artillería, las Fuerzas Aéreas y la Armada. Aunque con menos soldados que hace diez años, la parada ofreció una muestra del renovado arsenal militar chino, que se ha dotado de los más avanzados adelantos tecnológicos.

En total, el desfile presentó 52 tipos de nuevo armamento desarrollado íntegramente en China, como la última generación de carros de combate, vehículos anfibios, radares, aviones espía no tripulados y satélites de comunicación. Además, el régimen efectuó la mayor exhibición hasta la fecha de sus misiles, como los intercontinentales DF-31, capaces de golpear Washington con cabezas nucleares, y los cohetes Dongfeng 21-D, con capacidad de maniobra para acertar en un objetivo en alta mar.

Mientras los misiles atravesaban la plaza de Tiananmen, 151 aviones, entre cazas J-10 y J-11, bombarderos y helicópteros, dejaban una estela de colores al sobrevolar el cielo de Pekín, extrañamente azul y donde lucía un intenso sol cenital. Un lujo sólo posible gracias a los cohetes con yoduro de plata lanzados la noche anterior para provocar la lluvia y limpiar el ambiente de la espesa niebla de contaminación que suele cubrir la ciudad.