Una carrera marcada por el GIL
CÁDIZ Actualizado: GuardarCambió el tupé de joven empollón por la gomina, sin embargo, la imagen que ha exportado siempre en política ha sido la de un tipo seguro de sí mismo pero muy marcado por su pasado. Ese pasado es, precisamente, el que transmitía poca confianza y dejaba abierta la puerta de las dudas. Juan Carlos Juárez, ya ex alcalde de La Línea, se metió de lleno a finales de los noventa en el GIL, el partido que fundó Jesús Gil y que tantos quebraderos de cabeza ha dado a la Costa del Sol. Este economista de 48 años, con máster en Dirección de Empresas, llegó a la Alcaldía en 1999 aupado por el GIL. Desde entonces su gestión ha sido como viajar en el primer vagón de una montaña rusa. El PSOE lo ha vigilado de cerca, tan de cerca que ha tirado de la manta del caso Malaya, la operación Ballena Blanca y todos los entuertos de corrupción del GIL para buscar en el expediente de Juárez una mota de polvo que lo liquidara políticamente. Al final ha sido el impago de una deuda contraída con el proveedor de un servicio municipal el que ha terminado con el regidor de La Línea.
Sin embargo, el ex alcalde tiene que responder aún ante la justicia por otras dos causas pendientes. La primera la lleva el juzgado de Primera Instancia número 3 de La Línea por un presunto delito continuado de prevaricación por un caso de contratación supuestamente irregular realizada en el Ayuntamiento en 1999. Esta denuncia es obra del PSOE.
La segunda comparecencia es por el denominado caso Roseworld, donde Juárez tiene que hacer frente a una acusación por la vía penal de presuntos delitos de cohecho, prevaricación y alteración del precio de las cosas. Juárez recibió un revés judicial al archivar el Tribunal Supremo una denuncia que interpuso contra el diputado socialista Salvador de la Encina por injurias y calumnias.