Primera foto enviada el martes por la sonda. / NASA
Sociedad

Vuelo rasante sobre Mercurio

La sonda estadounidense 'Messenger' sobrevuela el planeta más cercano al Sol a 9.656 kilómetros por hora y se prepara para explorarlo a fondo

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La sonda espacial estadounidense Messenger completó durante la medianoche del martes una difícil maniobra de navegación espacial sobre el planeta Mercurio, el más cercano al Sol de la familia que forma el Sistema Solar. Para poder entrar en su órbita y empezar a explorarlo, la nave automática lo sobrevoló a unos 200 kilómetros de altura, se dejó frenar por su gravedad y redujo su velocidad de vuelo de 19.312 a 9.656 kilómetros por hora.

Era la tercera y última vez que la Messenger tenía que sobrevolar Mercurio y, según los técnicos de la NASA, superó el frenazo sin mayores problemas, salvó una leve interrupción en las transmisiones. El aparato aprovechó la pasada para fotografiar algunas zonas que no habían sido observadas jamás. Por delante queda una entrada en órbita que se completará en 2011 y un año de exploración que acabará de dibujar el mapa de uno de los planetas menos estudiados hasta ahora.

El objetivo de la Messenger es estudiar a fondo Mercurio, el planeta más pequeño del Sistema Solar, un pequeño mundo calcinado de 4.880 kilómetros de diámetro situado a unos 58 millones de kilómetros del Sol -la Tierra lo está a 150 millones de kilómetros-. La Messenger despegó de Cabo Cañaveral el 3 de agosto de 2004. Se trata de una sonda de poco más de una tonelada de peso equipada con ocho instrumentos científicos de observación. El propio nombre de la nave es un resumen de sus objetivos. Messenger es el acrónimo de «MErcury Surface, Space ENvironment, GEochemistry, and Rangingy», que se puede traducir como «superficie, entorno espacial, geoquímica y medición de Mercurio», la suma de todo lo que tiene que analizar.

La Messenger llenará un vacío de más de 30 años. Mercurio ha sido el patito feo de los planetas y la exploración espacial no le ha prestado demasiada atención. Frente a las decenas de máquinas que han visitado Venus y Marte, hasta esta misión sólo otra nave había explorado Mercurio, la Mariner 10. Lanzada en 1973 y en funcionamiento hasta 1975, aquella sonda sobrevoló el planeta en tres ocasiones durante las que fotografió cerca del 45% de su superficie. Aquellas imágenes mostraron a los científicos un paisaje desolado plagado de cráteres formados por impactos de meteoritos, similar al de la Luna. Eran vistas que ningún ojo humano había contemplado hasta entonces, pero la definición de las imágenes sólo alcanzaba a resolver rasgos de la superficie superiores a los 1,6 kilómetros de diámetro. Además, más de la mitad de la superficie planeta seguía siendo un misterio.

Un planeta 'aburrido'

¿Por qué se ha tardado tanto en regresar a Mercurio? «Porque durante mucho tiempo no se ha considerado que era lo suficientemente interesante», responde el astrofísico Agustín Sánchez Lavega, del Grupo de Ciencias Planetarias de la UPV. «En términos coloquiales se puede decir que era visto como un planeta aburrido. Un mundo sin atmósfera y semejante a nuestra Luna, algo así como una versión un poco más grande de la Luna situada cerca del Sol». Sin embargo, con el tiempo y gracias al empleo de radiotelescopios se descubrió que el planeta es más interesante de lo que parecía. «Por ejemplo, su estructura interna es diferente a la de la Luna y tiene un enorme núcleo de hierro», apunta Sánchez Lavega.

La Messenger vuela con el objetivo de responder a varias preguntas. ¿Por qué Mercurio es un planeta tan denso? ¿Cuál es su historia geológica, cómo se formó? ¿Cuál es la naturaleza del campo magnético de Mercurio? ¿Por qué tiene campo magnético, como la Tierra, pero no como Venus y Marte? ¿Cómo es exactamente el núcleo del planeta? ¿Es hielo el material que se ha detectado en el fondo de algunos cráteres de sus polos? ¿Hay vulcanismo activo? ¿Por qué la superficie está plagada de grietas? La Messenger ayudará a responder a todas estas preguntas gracias a sus instrumentos de observación, mucho más completos que los rudimentarios de la Mariner 10. Es significativo que la resolución de las imágenes de la Messenger permite observar detalles tan pequeños como de hasta 16 metros. «Vamos a tener un mapa completo del planeta y geológicamente vamos a conocerlo muy bien, lo que servirá para saber en más detalle cómo se formó y en extensión como nacieron los planetas del Sistema Solar», apunta Sánchez Lavega.

Viajar a Mercurio no es fácil, y ese también ha sido uno de los motivos por los que no ha habido otros vuelos desde el Mariner 10. Se trata de un vuelo de 7.900 millones de kilómetros en el que hay que jugar con las gravedades de la Tierra, Venus, el propio Mercurio y por supuesto el Sol, que actúa como motor principal. Cuando una sonda viaja hacia los planetas interiores Mercurio y Venus, debe moverse a una velocidad inferior a la de la Tierra para dejarse caer hacia el Sol. Para ello, se lanza la nave en el sentido contrario al avance de nuestro planeta en su órbita. La Messenger ha utilizado esta técnica. En 2006 y 2007 ajustó su trayectoria sobrevolando Venus y en enero de 2008 realizó su primer vuelo de acercamiento a Mercurio de los tres que ha tenido que efectuar para reducir su velocidad. Completó el segundo en octubre del año pasado y el tercero y el último el pasado martes. Aunque el fin de estas maniobras es facilitar la entrada en órbita de la nave, los científicos han aprovechado la circunstancia para fotografiar el 99% de la superficie del planeta. Sólo anteayer el aparato realizó más de 1.500 fotografías de alta definición. La maniobra se realizó a la perfección, aunque hubo un lapso de tiempo en el que la sonda permaneció incomunicada y se interrumpió la transmisión de información, aunque fue un problema menor.

Ahora la Messenger tardará un año en entrar en órbita. Ocurrirá en marzo de 2011, cuando la nave empezará a trabajar a fondo.