Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Editorial

Leyenda deportiva

Actualizado:

E l rutilante nombre de Ferrari explica por sí mismo el sueño que supone para cualquier piloto de Fórmula 1 ser fichado por la escudería italiana. A partir del próximo año, Fernando Alonso pasará a formar parte de la aristocracia de las pistas, siguiendo la estela, entre otras leyendas, de Niki Lauda y de Schumacher. Tras el decepcionante paso por McLaren y las turbulencias vividas en Renault, la que había sido siempre la verdadera casa del bicampeón español, el talento y la ambición de Alonso sólo podían encontrar en Ferrari un desafío a la altura de sus expectativas. La ventaja para el piloto es que verá cumplida su vieja aspiración, con un estratosférico sueldo de 25 millones de euros al año, después de haber probado la hiel de los circuitos y de haberse visto obligado a modular su irrenunciable carácter de ganador ante las limitaciones soportadas en las últimas temporadas. Pero más allá del terreno personal, el fichaje de Alonso por Ferrari se ha consumado en un año de reconversión para la F-1, condicionada por las restricciones derivadas de la crisis y por escándalos que, como la triquiñuela en el Gran Premio de Singapur de 2008 que ha supuesto la fulminante expulsión de los circuitos de Briatore, han empañado el atractivo de la competición. Es cierto que el Mundial de pilotos, el negocio que mueve, rebasa con mucho los límites de lo que significa la pura batalla deportiva. Pero en cada última recta la Fórmula 1 refleja, ante todo, la eterna lucha del deportista con sus propias capacidades y por imponerse a los demás. Alonso atesora esa férrea determinación por el triunfo, que sólo adquiere toda su grandeza si se persigue con limpieza y honestidad competitiva.