Rafael y Lucas Muñoz, en la Casería del Conde, donde está la capilla de su padre. / A. F.
Sociedad

«Se ha muerto cuando ha querido»

El poeta será enterrado hoy en el panteón familiar de Antequera, ciudad que ha decretado tres días de luto

ANTEQUERA Actualizado: Guardar
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Estaba bastante dispuesto a morirse tranquilamente. «Se ha apagado poco a poco» hasta tener «una muerte muy pacífica», relataba ayer su primogénito, Rafael Muñoz. Rodeado de sus hijos y algunos de sus nietos, el poeta llevaba ocho días sin querer comer ni beber y «eso ha acabado con las pocas fuerzas que tenía», añadió. «Al final se ha muerto cuando ha querido», aseguraba ayer otro de sus hijos, Lucas, quien matizó que su padre estaba algo resfriado: «Se decía que tenía un poquito de neumonía, pero ha sido su voluntad». Junto a su lecho estaban sus hijos Gracia, Rafael, Lucas y Eduardo. Faltaba Pedro, que se había ausentado por motivos personales pensando que a su padre aún le quedaba más tiempo de vida.

Murió a las 11.45 de la noche del lunes, pero la noticia del óbito no trascendió hasta la mañana de ayer. La familia decidió instalar la capilla ardiente en el cortijo que ha sido su hogar antequerano. Desde primera hora la finca fue lugar de peregrinaje de familiares y amigos más íntimos, que se acercaron a despedir a Muñoz Rojas y a dar el pésame a sus familiares. Los nietos del escritor fueron llegando a lo largo del día. También numerosos medios de comunicación.

El Ayuntamiento de Antequera decretó ayer tres días de luto tras la celebración de un pleno extraordinario. Su alcalde, Ricardo Millán, y la consejera de Cultura, Rosa Torres, acudieron a la finca para dar las condolencias a la familia. Millán destacó la sencillez y humanidad de un hombre que «entendía la vida como un gran poema». Personalidades de la cultura y de la política hicieron llegar a la familia sus condolencias por la pérdida del poeta. Los hijos expresaron el deseo de velar el cadáver del escritor en la intimidad familiar durante el día y la noche de ayer.

Misa íntima

Con esa intención también se celebró ayer por la tarde una misa en la capilla de la Casería del Conde oficiada por un sacerdote inglés amigo de la familia, mientras que hoy a las doce del mediodía tendrá lugar la misa funeral en la iglesia del convento de Las Descalzas, de Antequera.

El escritor será enterrado en el panteón familiar del cementerio municipal, donde descansan los restos de sus hermanos, sus padres y sus abuelos. Al parecer, el poeta expresó su voluntad de ser enterrado en este panteón de la familia Muñoz Rojas. En principio se pensó que sus restos serían incinerados y depositados en el columbario de las Descalzas, junto a los de su hija Teresa y su mujer, María Lourdes Bayo, a la que el autor llamaba cariñosamente Marilu. Desde que ella murió hace seis años, Muñoz Rojas estaba profundamente afectado. «Siempre pensaba que se iba a morir antes que mi madre», recordaba ayer su hijo Lucas. No obstante, pese a esa dolorosa pérdida, el poeta siguió teniendo «mucha salud, mucha vitalidad y mucha lucidez» y llegó a sobrevivir a sus hermanos y a los de su mujer. La última cuñada que le quedaba con vida, Josefina, murió hace once días.

Once son también los días que le separaban a Muñoz Rojas del 9 de octubre, en que hubiera cumplido cien años. Los actos programados para conmemorar el centenario seguirán celebrándose tal como estaban previstos, por decisión de la Comisión del Fondo de Muñoz Rojas. Será un homenaje a su larga vida aunque ya no esté. Así, el próximo día 7 se inaugurará la exposición sobre su vida y obra en el centro cultural Santa Clara. También se mantiene el congreso internacional que reunirá en Antequera a los mayores expertos en su producción literaria, así como el concierto de la Orquesta Filarmónica de Málaga y el que ofrecerá el cantaor Miguel Poveda, que pondrá música a sus versos.