Messi y Pedrito despejan una noche gris
El Barça sufrió para manejar el partido ante un Dinamo joven, atrevido y bien organizado
COLPISA. BARCELONA Actualizado: GuardarGanó con cierta solvencia al Dinamo de Kiev y asaltó el liderato de grupo, gracias también al tropiezo del Inter en feudo del Rubin Kazan, pero no fue la mejor versión del Barça. Aunque siempre se mantuvo fiel a ese estilo de toque tan atractivo que le caracteriza, sufrió para manejar el partido en el primer tiempo ante un rival joven, osado y bien organizado, que le buscó las cosquillas todo lo que pudo, como si hubiera repasado el vídeo de aquel histórico 0-4 del curso 97-98 que dejó a Vitor Baía visto para sentencia en la primera etapa de Van Gaal. Salvando las enormes distancias entre aquel pasado errático culé y este brillante presente, claro. Y entre ese veinteañero Shevchenko que anotó un hat trick y el que acaba de regresar a Ucrania tras ser considerado el cuarto delantero del Chelsea, a la sombra Drogba, Anelka y Kalou. Evidenció que se encuentra en el declive del mismo modo que Guardiola dejó claro que le aterra otra recaída de Iniesta, ya que sólo le permitió disputar un tiempo por precaución.
Gozaron de más ocasiones los catalanes, merecieron ganar con creces, pero en el centro del campo no lograron cerrar la posesión de balón hasta la segunda mitad, cuando los chicarrones del Este acusaron el esfuerzo y perdieron fuelle. Como el día del Atlético, permitieron que el duelo derivara por momentos en un correcalles precioso para el espectador pero despreciable para los técnicos. Una deriva peligrosa que inquieta a Guardiola.
Tuvieron la fortuna los azulgrana de adelantarse cuando más inseguros se sentían, tras haber superado con un nudo en la garganta un saque de esquina que provocó tres ocasiones en una. Como el curso pasado, el Barça falla en la defensa de las acciones de estrategia. Un mal que también afecta a su archirrival blanco. En otra acción a balón parado, ya con 1-0, el medio croata Vukojevic se quejó por la anulación de un gol por un fuera de juego milimétrico.
En ese primer período equilibrado, Iniesta centró la atención. Regresaba como titular por vez primera desde la final de la Champions del 27 de mayo en Roma, y estuvo bastante bien en la banda izquierda, donde hasta ahora ejercía Henry. Para evitar sorpresas desagradables, el manchego fue reemplazado por Pedrito en el descanso. Y el tinerfeño no defraudó. Aseguró la victoria a un cuarto de hora del final, cuando el Barça ya dominaba a placer el centro del campo. Dejó patente, una vez más, que no le tiemblan las piernas cuando pisa el área.