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«Estoy convencido de que me van a soltar»
La familia del chipionero apresado en Honduras vive pendiente del juicio que ayer comenzó en Tegucigalpa
CHIPIONA / TEGUCIGALPA Actualizado: GuardarAntonio Porta, el chipionero de 41 años detenido desde el pasado martes en Tegucigalpa, capital hondureña, negó durante su comparecencia en el juzgado los cargos de sedición y daños que se le imputan por su presunta participación en los disturbios posteriores al regreso del depuesto presidente Zelaya. Al cierre de esta edición, el tribunal decidía aún si los ocho detenidos continuaban en prisión o los dejaba en libertad. Pasadas las once de la noche, y tras una llamada telefónica a Honduras, la familia de Porta sólo tenía conocimiento de que los acusados continuaban prestando declaración.
El chipionero y su abogado, Marco Tulio Amaya, dijeron que la acusación es falsa y que ni él ni sus acompañantes atacaron a los vehículos policiales. Ambos explicaron que el chipionero había salido a buscar comida junto a María Antolina -la chica a la que había ido a ver-, tres hermanos de ésta, otra pariente y un amigo. En el hotel donde se alojaba no había debido al toque de queda impuesto por el Gobierno de facto ante el regreso de Zelaya al país. Porta declaró que «en ningún momento» participó en los incidentes, mientras que Amaya subrayó que «él nunca anduvo» en marchas u otras actividades de los seguidores de Zelaya, sino que «estuvo en el lugar y la hora equivocada».
Amaya sostuvo que los dos vehículos de la policía fueron dañados en otro sector de Tegucigalpa donde el martes se sucedieron los disturbios. Según el abogado, la legislación hondureña establece una pena de cinco a diez años de cárcel por sedición y de tres a seis años por daños agravados.
Con el alma en vilo
La familia de Antonio Porta estuvo pendiente del teléfono desde las cinco de la tarde, hora de comienzo del juicio. La última noticia de primera mano que se recibió en el número ocho de la calle Flamenco fue a raíz de una llamada telefónica efectuada a Tegucigalpa en torno a las 23.00 horas. La familia de la novia de Porta confirmó que los acusados aún permanecían en la audiencia.
Antonio se puso en contacto con su familia el domingo a las diez de la noche y el sábado, a las seis de la mañana. En ambos casos, la interlucotura fue su madre Josefa Álvarez, a quien le dijo que estaba bien, «muy tranquilo», y que lo iban a soltar porque él no había hecho nada. «Estaba muy convencido de eso». Según Encarnación Porta, una de sus hermanas, momentos antes de iniciarse el juicio les llamó una sobrina de María Antolina. «Y nos dijo que a los acusados no les habían dejado entrar en la sala. Sólo a los abogados, que son siete y al parecer pertenecientes al equipo jurídico de Zelaya».
Durante toda la tarde, el domicilio de los Porta Álvarez fue un ir y venir de familiares, amigos y medios de comunicación. Los continuos timbrazos de los teléfonos provocaban el sobresalto general. «Estamos desesperados y muy nerviosos. Deseando noticias y al mismo tiempo temiéndolas», aseguró Inmaculada Porta. «Esperamos que lo obliguen a regresar cuando lo liberen, porque él es capaz de quedarse allí. Quería convencer a su novia para que se casaran y traerla a Chipiona», afirmó.