La 2
Actualizado: GuardarYa nadie se acuerda de ella, ¿verdad? Y sin embargo, existe. La 2 está ahí. Al menos, de momento. La última noticia sobre la segundona nacional es preocupante: según ha dicho en San Sebastián el director de TVE, Javier Pons, a partir del mes de enero el prime time de La 2 va a convertirse en un canal temático de TDT dedicado al cine «europeo e independiente», fórmula tras la que se esconde un 80% de cine español. Esto significa, en plata, que La 2 deja de existir como canal.
Es verdad que en las últimas temporadas ya había dejado de ser tal cosa. Atrás, muy atrás, quedan los tiempos en que La 2 aspiró a llenar las lagunas de TVE como canal público en materia cultural. A fecha de hoy, y aparte de contendores de tipo infantil, juvenil o deportivo, y de los consabidos programas minoritarios de servicio público -la parrilla religiosa dominical por ejemplo-, La 2 ha quedado para cine de audiencia limitada, documentales de filiación ideológica evidente -desde reivindicaciones de la «alianza de civilizaciones» hasta ejercicios de «memoria histórica»- y programas de cuota cero como No disparen al pianista. Hace un par de temporadas, alguien intentó invertir esa corriente programando series de buen nivel que deberían haberse convertido en mascarón de proa de la cadena, pero el proyecto no cuajó por ¿Por qué? ¿Acaso esperaban en TVE que subiera la audiencia de La 2? Pero ya deberían saber que La 2 nunca ha podido competir en ese terreno. El caso es que así ha terminado asfixiándose. Conste que el entuerto no se debe achacar solo a este equipo: la cosa venía de atrás. Más concretamente, venía desde el momento en que TVE empezó a «externalizar» producciones, a jubilar a su gente (el famoso ERE masivo) y a perder peso específico. Por poner un ejemplo muy claro: hoy la gente que hacía Al filo de lo imposible está ya fuera de TVE. ¿Podría encargarse un programa de similar fuste a otros profesionales de la casa? Ya no: no hay. Para ofrecer un contenido de ese género habría que adquirirlo a una productora externa. De manera que, entre unas cosas y otras, podemos ir olvidándonos de una cadena como la que tuvimos hace cuatro o seis años, o como los canales públicos de Europa. Esto es España, señora.