Jesús Quintero regresa a las pantallas andaluzas con su programa de entrevistas. / LA VOZ
JESÚS QUINTERO PERIODISTA

«Lo mío es televisión de autor»

El periodista regresa a Canal Sur en una nueva temporada de 'Ratones coloraos'

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Resulta un pequeño trago entrevistar a un gran entrevistador. Algo así como intentar un juego de manos delante de un mago. Pero al final no es para tanto. Ayuda mucho que la voz de Jesús Quintero suene cercana y amable al otro lado del teléfono. El loco de la colina vuelve a escena cada noche de lunes con sus 'Ratones coloraos', en Canal Sur.

-¿Qué le ha llevado a ponerse de nuevo delante del micrófono?

-Creo que no basta con escribir bien, tener ideas o hablar muy bonito. Con el paso del tiempo uno va buscando la artesanía, llegar más lejos y más hondo, profundizar en lo que hago y lo mío es una televisión de autor, que es una manera, un estilo, una forma de entender la comunicación. He regresado porque para mí la comunicación ha sido una religión, le he consagrado toda mi vida. No espero mi vida personal de mi vida profesional. Es más, los momentos más apasionantes de mi vida los he pasado ante un micrófono, en una guerra o en una frontera o en cuarenta cárceles entrevistando a 120 presos. Lo que me lleva a volver es que entiendo que la comunicación en estos momentos está a la deriva.

-¿Y a qué se debe esa deriva?

-La televisión que se hace en este momento no creo que sea buena. Me parece que estamos en el peor momento de la comunicación de los últimos años. Casi todo es un Tomate. Un político italiano dijo que Berlusconi siempre tendría éxito porque conectaba con las agallas del pueblo. Creo que la televisión en este momento es eso. Siempre pensé que el último año iba a ser el último año de la basura, pero no, cada año llegamos a más porque la sociedad también llega a más. Acabo de ver en una página en internet que Miguel Carcaño tiene un club de fans. Acabaremos pidiendo autógrafos a los asesinos. Nunca hemos llegado más bajo. La violencia ha tomado la televisión. Cada día vemos asesinatos, violaciones, asaltos, sangre, telesangre... Es el espectáculo del dolor.

-¿Y, en su opinión, quién inventó aquello de que la televisión ofrece a la gente lo que la gente quiere ver?

-Parece que un idiota. La televisión engancha como una droga. Si das hamburguesa, terminan pidiendo hamburguesa. No si fue Oliver Stone el que dijo que la masa es un monstruo con mil cabezas pero sin cerebro. No creo que el público quiera ver lo que se emite. Se habla de los que ven la televisión, pero no de los que huyen de la televisión y creo que se está produciendo una estampida, unos a la lectura, otros a Internet, otros al cine...

-Pero muchos de esos espacios cuestionables obtienen grandes cifras de audiencia.

-No sé dónde están colocados esos audímetros para determinar que es un fiel reflejo de la audiencia actual. No tendría mucho sentido que los programas más malos y con menos contenidos fueran los más vistos. Uno aspira a un buen programa de televisión que al mismo tiempo sea multitudinario. Me gustaría que el buen gusto o la calidad fueran multitudinarios. En Estados Unidos un mito puede ser Angelina Jolie y aquí lo es Belén Esteban. Creo que las cosas han cambiado de tal manera que la televisión está echando a los teatros y a otras actividades culturales a los espectadores. La cultura nunca fue aburrida. Nuestra profesión debe formar, informar, entretener y divertir. Ahora sólo se habla de entretenimiento y uno lo puede llegar a comprender, el ser humano llega tan cansado a casa...

Lejos de la mediocridad

-Pero ese triunfo de la mediocridad, ¿es causa o efecto de lo que ofrece la televisión?

-Siempre se ha dicho que la mediocridad no se imita, aunque en realidad de imita absolutamente. Hay ideas de programas que se pasan por todas las televisiones del mundo: los concursos, las telenovelas, los informativos que se han convertido en una crónica de sucesos... La televisión es como un grifo de sangre, sudor y lágrimas. El espectador está enganchado a eso, pero no puedo con esa frase de que hay que darle al público lo que quiere. En mi Comunidad, la gente capta muy bien lo que algunos queremos transmitir, aunque a veces piquen un poco.

-En su primer programa de la temporada recordaba el verso de León Felipe «ya no hay locos en España». ¿Se siente cada vez más un lobo estepario en la televisión?

-Cada vez me siento más extraño en esta profesión. A veces he pensado en la huida. Me gustaría tener el don de la pintura, de la escritura o de la composición para hacer algo en solitario, porque la televisión es algo colectivo. Un programa es algo que depende de 40 ó 50 personas y por supuesto en este momento me siento muy alejado de esta profesión. No es lo que yo soñaba. Antes había calidad en las voces, en los contenidos, en las escenografías, incluso hasta en las series... ahora eso es imposible. Ahora es imposible ver a Orson Welles en la televisión, aunque sea a las once de la noche.

-Y sin embargo, ¿cree que hay motivos para la esperanza respecto al oficio televisivo?

-Por supuesto que sí. Creo en un renacimiento de todo. La televisión la tomarán los verdaderos periodistas, los verdaderos poetas, los verdaderos músicos, los verdaderos artistas... Ese momento llegará. Es absolutamente necesario. No puede ser que el medio más poderoso de todos los siglos siga así. Siento que empieza a haber un rechazo hacia todo eso y que volveremos al buen gusto, la sensibilidad, la inteligencia, la cultura... Se ha producido un vacío, pero no puede desaparecer el talento de una tierra como la nuestra, Andalucía, que ha dado tanto talento a la Humanidad. Donde ha habido tanto talento seguro que eso sigue estando y brotará.

-¿Y ese cambio debe ir liderado por la televisión pública? Porque cuesta imaginar una propuesta como la suya en un canal privado.

-En eso no podemos llevar sorpresas. Creo que ellos están buscando otro tipo de televisión, otra cosa es que la encuentren... Creo que los que crean ese tipo de televisión no valen para hacer, por ejemplo, un programa que sugiera contenidos culturales. Quiero pensar que, al dispersarse tanto la audiencia, los que al final se mantienen son aquellos que hacen una televisión de autor, una radio de autor. Siento que hay gente con la que conecto desde hace muchos años. Gente de mi tierra, de mi leche, como digo yo, y sé que ellos me están esperando. Eso podría contestar a su primera pregunta: Vuelvo porque sé que me esperan.