Situada frente a Hipercor, esta avenida es lugar de paso de muchos vecinos ya que cuenta con numerosos comercios. /J. C. CORCHADO
calle viva | avenida de voltaire (primera parte)

La filosofía de crear una avenida

Los nueve años de existencia de la avenida de Voltaire en la Zona Norte de Jerez han sido suficientes para que se convierta en la auténtica arteria de un nuevo barrio

JEREZ Actualizado: Guardar
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Cortylandia. Rodeada de juguetes y colores un tanto desteñidos. Las lluvias no perdonan y el parque de atracciones para los pequeños, ubicado en Hipercor, mira de frente la avenida del filósofo y escritor francés. Llega la mañana y es buen momento para recrear la figura de este francés heterodoxo, peleón y contestatario con el poder constituido. Especialmente el clerical. Pero nadie dudaría en afirmar que alguien que dice sobre la libertad algo tan hermoso como «no estoy de acuerdo con tus argumentos, pero daría mi vida por defender tu derecho a decirlos» no tiene más remedio que ser un tipo genial.

Voltaire también existe en Jerez. Su avenida no es moco de pavo, que diría un castizo. Es más, se podría afirmar que es corazón de un barrio hecho. Un lugar donde muchos se conocen, se solidarizan con los problemas de los otros y se reúnen aunque sea por Navidad es digno de llamarse barrio. Y no se sabe bien si es por aquello que también dijo Voltaire -cambia de placeres, pero nunca de amigos-, pero el caso es que por las mañanas se respira ese bello aroma humano de un barrio ya constituido.

Pero Corylandia nos devuelve a la realidad. Ya está bien de filosofar. Y aunque el parque está más vacío que una cantina cuando el tren acaba de arrancar, la zona recreativa nos trae de nuevo al presente. Un buen motivo para contactar con la realidad es La Piedra, el bar de referencia de toda la avenida.

Pasar por La Piedra

Ambiente matutino. Así que la máquina del café no para de chillar cuando hay que calentar la leche. El mesón La Piedra ha dejado a un lado sus platos de hermosas viandas porque es el momento de las tostadas. Yupis que se confunden con vendedores de Hipercor piden café templado por aquello de las prisas. En el mostrador, alguien le silva al oído a otro tipo que conoce a uno que ha patentado la tecnología del cine en tres colores y se esta forrando. Así de fácil es hacerse millonario. También dicen que está rico el que inventó los palillos de dientes. En La Piedra se usan bastante. Un señor metidito en carnes también se acerca al bar y pide un desayuno extra. Todo doble para no venir dos veces. Parece hacer juego con un robusto muñeco que está vestido de cocinero francés y que ofrece en una tablilla papas aliñás a los clientes. Ezequiel Zurita acaba de llegar al establecimiento y da las primeras órdenes. Se trata del encargado. «La cosa no va mal. Es más, te diría que va bastante bien. Somos ya un negocio consolidado en Jerez y todo el mundo conoce nuestra cocina», explica. El caso es que se llega al triunfo «ofreciendo un buen servicio y dando calidad», continúa Ezequiel. Y abriendo el negocio muchas horas al día porque La Piedra comienza a primera hora de la mañana y cuando son las doce de la noche... que si quieres arroz Catalina. Aquí no se para. El asunto está en la piedra. La forma casi artesanal de preparar las carnes más guapas a varios metros a la redonda. «Por supuesto que la piedra es fundamental, y por eso el negocio se llama así. Pero nuestro plato estrella es La Pedrá. Una base de patatas planchadas junto a un solomillo ibérico con jamón ibérico», comenta Zurita. La Piedra en la que hay que tropezar si uno visita la avenida Voltaire. Ya comprobarán que si entran, siempre habrá una segunda vez.

Pan sin cebollas

Dos chicas están en La Talega. Nada menos que casi nueve años abierto. Nadie dura en tanto tiempo en un mismo lugar si el pan no sale bueno. Así que en La Talega se sabe un rato de este bello oficio de la panadería. Sin cebollas. «Es un barrio estupendo», proclama Isabel Cabeza. Se trata de la chica que cada mañana vende el pan. Está con dos vecinas que inmediatamente comienzan a charlar sobre el barrio y su gente. «Muchos famosos, hijo. Aquí ha venido hasta Jesulín y la Campa diariamente a comprar el pan», comenta una de ellas. Romay también dicen que frecuenta la zona. Y cuando pasa por la avenida a nadie lo deja indiferente. Total que se puede llegar a la conclusión de que estamos en una calle de famosos. Algo así como el bulevar de Hollywood, salvando las distancias.

Miriam Márquez trabaja en lo que se podría decir una buena ubicación. Que nadie se llame a engaño. En España ya existen más móviles que ciudadanos según las estadísticas. Y no sería equivocarse mucho si se afirma que cada uno de los vecinos de la avenida Voltaire que hayan superado los catorce años ya debe de tener su celular. Miriam se encarga de todo en la tienda de telefonía móvil donde trabaja. «En el sector llevo muchos años, y en la tienda desde que se abrió. O sea, desde el año 2007», asevera. Un bonito iPhone preside el mostrador blanco. Con un aparato como ése es difícil perderse, aunque sea en la Luna. Brújula, fotos, música y agenda del día. Sólo le falta servirte un gimlet a la hora del aperitivo. Mientras esperamos la llamada, Miriam comenta que «necesitamos mayor infraestructura. Esta zona se nos queda demasiada pequeña para la demanda que existe», comenta Miriam. En cuanto a la calle, pues la queja de casi todos los vecinos. «Aunque a nosotros nos viene bien eso de aparcar en doble fila, la verdad es que es un poco caótico», responde. No llama nadie, así que es mejor volver a la calle.

Voltaire prosigue con un buen ramillete de negocios y de vecinos que suben y bajan a los edificios. Un grupo de mamás llevan unos carritos de bebés muy monos y están comentando las últimas declaraciones de Belén Esteban a la CNN. Y así es cómo llegamos al negocio de Gonzalo y José.

Siles

Los hermanos Siles proceden de familia de buenos almaceneros. En ellos se puede ver como hemos evolucionado. De aquellos viejos almacenes de ultramarinos donde olía a aceite a granel hasta llegar a modernos locales climatizados y con luz suficiente como para ver un mosquito a veinte metros de distancia. La tienda da gloria verla. Siles es la tienda de alimentación de la zona. «Pues llegamos hace al menos diez años. Aquí no había ni aceras cuando abrimos el negocio», comenta Gonzalo.

Frutas, latas de salchichas y hasta una zona dedicada a la droguería. En Siles está casi todo. Y mira que hay que tener valor para montar una tienda frente al mastodóntico Hipercor. Pero los Siles trabajan algo que es complicado encontrar. La profesionalidad y la simpatía. Eso no falta en el establecimiento. Un kilo de pimientos es el mismo si se cruza la avenida, pero siempre será distinto si el trato es más personal. «Bueno hasta los jugadores del Xerez vienen aquí a comprar sus frutas y sus cosas», agrega Gonzalo. Al parecer Antoñito, Carlos Calvo o Aythami son vecinos de la zona.

Pero para seguir hablando de los vecinos futbolistas y de la avenida Voltaire habrá que esperar una semana más. Ellos han sido las auténticas figuras de la calle en los últimos meses. Por tanto, habrá que esperar a una segunda entrega para proseguir con los afamados jugadores azulinos que viven en la avenida Voltaire, un barrio con personalidad adquirida.