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Un niño sube al escenario, durante la intervención de Mariano Rajoy ayer en Sevilla. / EFE
ESPAÑA

Rajoy deja solo a Camps en el 'caso Gürtel' y se da un baño de masas en territorio socialista

El líder de la oposición clama en Andalucía contra la anunciada subida de impuestos y pide a Rodríguez Zapatero que deje de gastar

MAGIS IGLESIAS
COLPISA. SEVILLAActualizado:

De espaldas a las incómodas secuelas del caso Gürtel, contra las que lucha a brazo partido Francisco Camps en la Comunidad Valenciana, Mariano Rajoy se dio un baño de masas ayer en Andalucía. El líder opositor, junto al barón autonómico más poderoso de su partido, Javier Arenas, arengó a 30.000 seguidores en el emblemático velódromo de Dos Hermanas, habitual escenario de los mítines socialistas desde la transición. El presidente del PP comprobó la fortaleza de su partido, que movilizó 520 autobuses para hacer esta exhibición de fuerza en contra de la subida de impuestos del Gobierno y con José Luis Rodríguez Zapatero en el punto de mira. «Zapatero, dimisión» » y «Zapatero, embustero» fueron las consignas más coreadas y las ideas que impregnaron los discursos de todos los oradores.

«Vamos a por todas», anunció Javier Arenas en esta cita multitudinaria diseñada para apabullar al adversario porque los populares no se contentaron con llenar el recinto sino que, según los organizadores, hasta 50 autobuses repletos de simpatizantes se quedaron a las puertas del velódromo, lleno hasta la bandera en sus 22.000 plazas disponibles. «Esto nos da gasolina», confesó un Rajoy más seguro que nunca. «Aquí está la alternativa», exhibió orgulloso y desgranó todos sus argumentos de crítica a la política económica del Gobierno con especial saña y dedicación contra la subida de impuestos.

Ni Rajoy ni el presidente del PP de Andalucía ni la secretaria general, Dolores Cospedal, ni el resto de oradores del mitin hicieron mención alguna a la supuesta financiación ilegal del partido en la Comunidad Valenciana, que ha saltado a la luz esta semana cuando se publicó el informe elaborado por la Brigada contra el Blanqueo. Miembros de la dirección nacional que acompañaban a Rajoy en el acto, que pretende ser el punto de partida para una ofensiva a favor del «cambio urgente», se sorprendieron por la comparecencia pública del secretario general valenciano, Ricardo Costa, y la movilización mediática ordenada por el presidente de esa comunidad en coincidencia con el mitin de Dos Hermanas.

«Hay que buscar la fórmula para aislar ese problema, que se resuelva en la Comunidad Valenciana y nosotros podamos seguir adelante en este momento clave en el que Zapatero está tan débil», comentaba un dirigente en conversaciones privadas. Otros, eran partidarios de que Costa asuma su responsabilidad con la dimisión y, los menos atrevidos, proponían la apertura de una investigación interna para que el escándalo pueda limitarse al territorio de Camps sin salpicar a toda la organización nacional.

Caso GAL

Las únicas menciones que podían hacer recordar el 'caso Gürtel' estuvieron en boca de Cospedal y el portavoz económico, Cristóbal Montoro. La secretaria general mencionó al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, a cuenta del elevado nivel de delincuencia y, con intención de mermar su credibilidad, recordó que, en su día, negó la existencia de los GAL.

Más inoportuno fue el desliz del coordinador de Economía que, al calor de la pasión mitinera, dijo que los socialistas «han metido la mano en la caja de todos y ahora nos suben en los impuestos». No contento con el comentario leyó en alto una pancarta que decía: «Pandilla de inútiles estáis arruinando España».

Los hermanos Del Río, sus sevillanas y su Macarena, espantaron los recuerdos gurtelianos de los populares. Ya en el escenario, Rajoy puso en el centro de la diana el objetivo de todas sus invectivas que concentró en cuatro palabras: «José, Luis, Rodríguez, Zapatero». Endosó al presidente socialista la crisis económica, el paro, el déficit y «las mentiras» en una intervención dedicada a minar la credibilidad del jefe del Ejecutivo. En perfecta sintonía, la audiencia clamaba de vez en cuando la consigna de «Zapatero, embustero» cuando no pedían su dimisión de forma atronadora.

«Llevamos dos años instalados en un carrusel de mentiras, soberbia, dogmatismo, chapuzas e improvisaciones», clamó Rajoy rodeado de un inmenso mar de banderas de Andalucía, del PP y de España. El líder de la oposición añadió que la subida de impuestos que el Gobierno incluirá en los Presupuestos para 2010 «no se justifica, es innecesaria y profundamente insolidaria», afirmó y auguró que penalizará a los trabajadores y las clases medias, y será dolorosa para los autónomos y pequeños empresarios.

Reiteró que la subida del IVA recaerá sobre la mayoría de los ciudadanos: jóvenes, mujeres, pensionistas y hasta los niños. Aprovechó la presencia en el escenario de un pequeño de pocos años para adaptar el discurso: «y las (sic) chuches de este niño».

«Es mentira que sea para pagar los gastos sociales», continuó e insistió en que servirá para paliar los efectos del «disparatado gasto público». Es más, aseguró que el aumento de impuestos no es necesario porque bastaría con que el Gobierno decidiera «ahorrar y gastar menos».

En este punto, puso como ejemplo de su pauta a seguir el del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo que presume de practicar una política austera. También tomó como referencia los compromisos asumidos por Javier Arenas quien anunció que reducirá a la mitad los altos cargos y bajará los impuestos en Andalucía si consigue gobernar tras las próximas elecciones autonómicas.