El líder del PNV acusa a PSE y PP de querer hacer de Euskadi una «comunidad más de España»
Se justifica ante sus militantes por buscar un pacto con Zapatero y López y alega que está en las «señas de identidad» del partido lograr la estabilidadDifunde un comunicado en el que defiende la violencia, niega luego su autoría y publica otro con sus condiciones para dejar las armas
COLPISA. BILBAO COLPISA. MADRID Actualizado: GuardarEl presidente del PNV, Iñigo Urkullu, dio una de cal y otra de arena en la fiesta del Alderdi eguna (día del partido) que celebraron los nacionalistas en Foronda, cerca de Vitoria. Por un lado, arremetió contra socialistas y populares por intentar borrar todos los rasgos diferenciales de Euskadi para que sea «una comunidad más de España», pero por otro, se ofreció a José Luis Rodríguez Zapatero para llegar a un acuerdo presupuestario.
El líder nacionalista justificó frente a sus simpatizantes más acérrimos que, pese a «lo mal» que el Gobierno gestiona la crisis y aunque la actitud de Zapatero «no invita a la esperanza», lo que toca ahora es pacto. «Por responsabilidad institucional -dijo- y por Euskadi», que necesita estabilidad, inversiones, apuesta por la industria, innovación, internacionalización, financiación y creación de empleo. «Si hay que negociar, negociar; si es posible llegar a acuerdos, acordar; y por último y siempre, cumplir la palabra dada» subrayó.
El papel de Urkullu no era ayer fácil. Es la primera vez en 30 años que el PNV celebra su día grande estando en la oposición y la única que la fiesta contaba con un solo orador. Tenía además el reto de enardecer a un público que aún se resiente de la pérdida de poder, tras haber sido ganadores de los comicios con cinco escaños de diferencia sobre el PSE. Y debía hacerlo sin traicionar su decisión de dialogar con el usurpador.
En este difícil equilibrio dialéctico, cargó con dureza contra el pacto entre el PSE y el PP, que situó al socialista Patxi López como lehendakari, y acusó a ambos partidos de intentar «diluir» a Euskadi para convertirla en «una comunidad más de España». De forma gráfica, señaló que socialistas y populares «se han casado» en un matrimonio «de conveniencia» y con «separación de bienes», con el único objetivo de «debilitar Euskadi» para que «no les dé problemas».
Urkullu trató además de explotar las contradicciones de un acuerdo de gobierno que ha convertido en compañeros de viaje a formaciones que en el resto de España son como el agua y el aceite e ironizó con que, mientras en Madrid se pelean con «trajes y escuchas» en Euskadi están unidos en el «pacto de las Vascongadas», una terminología antigua de rancias connotaciones. «Este frente español -agregó- ya no se oculta» y la mejor muestra son las negociaciones que mantienen para las próximas elecciones locales y forales en 2011.
El líder nacionalista insistió en que PP y PSE «no defienden Euskadi», y lo que «ha unido a los contrarios» es «desalojar nacionalismo del gobierno de las instituciones». Prometió entonces a los miles de militantes congregados que el PNV mantendrá «sus señas de identidad: responsabilidad, estabilidad institucional y defensa de Euskadi».
En este punto, recuperó el discurso más nacionalista del ya ex lehendakari, Juan José Ibarretxe en torno a la consulta a los vascos. «Somos una nación y queremos decidir nuestro futuro, es nuestro derecho, el derecho a ser consultados y lo queremos ejercer en democracia, en paz y en libertad», dijo.
El dirigente nacionalista guardó, en todo caso, sus palabras más duras a ETA a quien se refirió como «la gran tragedia nacional de Euskadi, la tragedia de la nación vasca». Denunció el dolor causado con la banda y la inutilidad de la violencia que, dijo, «es destrucción». «Con ella -subrayó- no se ha conseguido ni se conseguirá nada».
Sabido es que ETA no atraviesa su mejor momento. Sus acciones terroristas son cada vez más espaciadas y ha sufrido golpes policiales contundentes, pero los síntomas de descomposición han alcanzado también a uno de sus históricos puntos fuertes: la organización interna. Tras el fiasco de la operación especulativa de compraventa de dólares que se saldó con una sustanciosa pérdida de dinero, la organización terrorista ha vivido un auténtico desbarajuste con su último comunicado. Lo nunca visto.
ETA firmó el sábado un texto con motivo del Gudari eguna (día del soldado) en el diario Berria, en el que reclamaron a la izquierda abertzale fe en la «vía de lucha», eufemismo tras el que se esconden los atentados. Un mensaje llamativo porque iba en sentido contrario a los planes de dirigentes de la ilegalizada Batasuna, como Arnaldo Otegi o Rafael Díaz Usabiaga, para escenificar a corto plazo un desmarque público de la violencia que permita a la izquierda abertzale recuperar las vías políticas legales. El aviso de ETA era una enmienda a la totalidad a esa estrategia posibilista.
Pero Berria, a primeras horas de la noche del sábado, colgó en su página web un aviso en el que negaba que el comunicado fuera de la organización terrorista, y lo atribuyó, sin más especificaciones, a la izquierda abertzale, léase Batasuna o un sector de ella. El rotativo fue un poco más explícito ayer y achacó a un «malentendido» la atribución a ETA del comunicado.
El texto, sin embargo, contenía la terminología de los terroristas y concluía con los vivas de rigor a Euskadi ta Askatasuna, es decir ETA, y a Euskal Herria libre y socialista. Para enredar más el sainete, el diario Gara, la habitual vía de comunicación de los terroristas, publicó ayer en sus páginas dos y tres un comunicado, al parecer éste sí de ETA y también con motivo del Gudari eguna.
Este texto, en ningún momento descalifica la estrategia de Otegi y los suyos. Es más, pone condiciones para el abandono de las armas siempre que se abra «un proceso democrático» que conduzca a un «escenario de autodeterminación».
Pero más allá de la retórica al uso, lo más novedoso y sustantivo fue el bucle del comunicado, desmentido y nuevo comunicado. Nunca había ocurrido algo similar en la historia de la organización terrorista.