Alonso, Hamilton y Glock se divierten en el podio. / AFP PHOTO
Deportes/Motor

Hamilton y Alonso, brillantes

Victoria del británico en Singapur y primer podio del español en 2009 El asturiano consique maquillar el palmarés en una temporada nula

MADRID. COLPISA Actualizado: Guardar
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La división cultural del público de la Fórmula 1 parte los gustos. De un lado, los puristas. Aquella especie que estaba ahí desde siempre, que presume de haber quemado frenos desde el pleistoceno y a la que nadie va a replicar en cuestiones de automovilismo. Y de otro, el aire fresco de los nuevos ojos, un auditorio que se incorporó a las carreras con la irrupción planetaria de Fernando Alonso, sus conquistas, el mundo desconocido. Para los primeros, la esencia de la Fórmula 1 reside en cuestiones simples: las estrategias, los duelos por la decimoséptima posición, la indiscutible tradición de un deporte milenario que, como todos, entroniza a sus leyendas. Para los espectadores incipientes, la F-1 son las ramificaciones de Alonso desde que es quien es. Este domingo en Singapur, se rescataron viejas fotos del nuevo arcón. Hamilton ganó y Alonso escaló al primer podio de una temporada de aspecto desdichado.

Igual valor tiene la pelea de Buemi con Liuzzi para los intereses de Toro Rosso y Force India que el fichaje de Fernando Alonso por Ferrari para el aficionado y las empresas españolas. Pero una evidencia prevalece: a la gente no le pone lo mismo que Button y Barrichello retuerzan el colmillo para coronarse campeón que sean Alonso y Hamilton los que echan el resto sobre el asfalto. Lo decretan las audiencias, ese termómetro implacable que rompe ilusiones y exalta los egos.

Singapur ha propuesto al mundo un Gran Premio excitante. Una maravilla visual que combina luz artificial y oscuridad natural y ofrece los mejores planos de la temporada. No sólo eso. El concienzudo trabajo de los asiáticos, que levantan rascacielos de un año para otro con el mismo tesón que sacan una carrera de la nada, ha deparado una cita imprescindible.

Ganó Lewis Hamilton con ese talento natural que tiene para este deporte. Será un bicho y caerá mal en España, pero su categoría profesional es incuestionable. McLaren no miró para otro lado en la evolución del coche, no se rindió como hizo Ferrari a mitad de temporada y del progreso han nacido dos triunfos. Hamilton venció en Hungría y también este domingo. De principio a fin, con coche de seguridad y sin él, sin aspavientos ni locuras propias de su temperamento caliente. Ganó sin réplica. El más preparado para discutir su éxito pareció Nico Rosberg, pero un viaje precipitado por el callejón de los garajes le obligó a la penalización.

Alonso se remitió a una carrera de supervivencia. El tipo de maratón que le gusta. Una travesía de obstáculos con premio. El safety no atentó contra sus deseos esta vez y con un coche que ya no presta mejoras, que renquea porque no hay mando ni dinero para provocar su evolución, el asturiano consiguió el primer podio de la temporada. Una conquista para evitar la mancha en su palmarés. En sus siete años en la F-1 siempre había conseguido al menos un podio, excepto en Minardi. Este domingo liberó su historial.