Ángel Gabilondo en un momento de la entrevista. / JOSÉ RAMÓN LADRA
ÁNGEL GABILONDO Ministro de Educación

«En el Gobierno tenemos que explicar y comunicar mejor las cosas que hacemos»

El titular de Educación asegura que no está «de paso» en el Consejo de Ministros para ser el candidato del PSOE a la alcaldía de Madrid

COLPISA. MADRID Actualizado: Guardar
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Ángel Gabilondo (San Sebastián, 1949) no es un profesional de la política, pero no se siente incómodo en el Gobierno, la primera división de la política. Dice que no se calla porque no podría, pero esa locuacidad y su experiencia profesoral no alcanzan para poner notas a la gestión de José Luis Rodríguez Zapatero. Ve, no obstante, que hay fallos en el Gobierno, sobre todo en lo que a comunicación se refiere; una carencia que es un secreto a voces entre los socialistas, pero que pocos reconocen en público.

-¿Qué hay de cierto en que será candidato a alcalde de Madrid?

-Espero que a quien corresponda decidir sobre esa candidatura, decida. El presidente del Gobierno ya ha dicho que ese proceso se iniciará después de la Presidencia europea (en el primer semestre de 2010). Yo lo que quiero es ser ministro de Educación y hacerlo bien. No he venido aquí de paso hacia ningún lugar.

-¿Qué tal la experiencia de Gobierno? ¿Es crítico o silente?

-Soy de los que creen que el Gobierno no se divide entre críticos y silentes. Por tanto, va a ser difícil que me ponga en uno de los equipos. Siempre he dicho lo que pienso. Es más, cuando no sé qué decir, digo lo que pienso. Por tanto, no he tenido dificultad para decir siempre lo que pienso dentro del Gobierno y en todos los sitios en los que he estado.

-¿Qué le parece la forma de gobernar del presidente? ¿Qué nota le pondría?

-Vengo del mundo académico y no soy estrictamente un profesional de la política. Sólo faltaría que llegara a la política poniendo notas y haciéndome el erudito. La velocidad en la decisión política es muy distinta a la velocidad del académico y los órganos e instrumentos de decisión también son muy distintos. Pero no me siento en modo alguno incómodo en el ámbito de la política sino participando de las decisiones.

-¿Cree que el presidente se equivocó al llevar a sus hijas a Nueva York o fueron los medios de comunicación?

-Hablamos de dos menores que están con sus padres y no tengo nada que opinar.

-Ahora atrévase, ¿cómo gobierna el presidente?

-Sería una osadía calificarle. Creo que preside, es lo que les corresponde hacer a los presidentes. No sólo gobernar, también presidir. A veces se olvida. Ser presidente significa tener capacidad de liderazgo, de instar, promover e incluso mover decisiones. No he estado en otros Consejos de Ministros pero sí me gustaría decir que el presidente preside.

-¿Esa libertad para expresarse también la ejercen al resto de ministros?

-Sí. Niego que exista un problema de comunicación dentro del Gobierno.

-¿Y con el resto de la sociedad?

-El problema de la relación con la sociedad es muy importante porque tiene que ver también con los medios de comunicación. A los medios de comunicación no hay que culpabilizarlos de nada. Me parece que la relación entre el Gobierno y los medios es un gran debate de la democracia porque la política es también comunicación. Y ahí tenemos que hacer las cosas mejor. Los medios son vértebras de la democracia, y del mismo modo que he dicho que dentro del Gobierno hay una muy buena comunicación, también digo que quizá tengamos que mejorar nuestra relación con los medios de comunicación.

La tensión

-¿Es una reflexión?

-Desde luego. Esto me parece muy importante y a veces me inquieto por eso. Ya que hablaba de mis experiencias en la vida política le diré que una de ellas es la permanente tensión que generan los teletipos, informes, confidenciales, periódicos... Siempre estamos pendientes de esa comunicación.

-¿No es lo normal?

-Sí. Me parece natural. Pero lo que tenemos que lograr es que todos nosotros llevemos con naturalidad esa relación porque creo que a veces vivimos esa relación como un poco ansiosos. Deberíamos serenarnos todos, los políticos, pero también los medios.

-¿Echa de menos más pedagogía, por ejemplo, para explicar la subida de impuestos?

-Siempre falta pedagogía y explicación. Gobernar es también justificar y explicar, y dar cuenta pública de lo que se ha decidido. No es sólo decidir. Hay que explicar hasta la saciedad lo que se hace y por qué se hace. Y nunca me parecerá mal que se nos pida que se justifiquen las decisiones gubernamentales porque es imprescindible y fundamental en la democracia. Por eso es muy razonable que los periodistas exijan que las comparecencias sean con preguntas.

-Supongo que comprende a los políticos no profesionales que han dejado sus escaños recientemente.

-No soy profesional, pero ahora estoy en el ejercicio de la política profesional. Es lógico que uno se dedique de forma coyuntural a la política y que en un momento determinado lo deje. Me parece que es bastante sano que cuando uno es llamado a la vida política sepa que no va a estar siempre metido en eso.

-¿Cree que el 'caso Gürtel' le pasará factura al PP?

-Es un asunto que está en los tribunales. Tengo el máximo respeto al trabajo de la Justicia. Y creo que serán, en todo caso, los ciudadanos los que, cuando llegue el momento, hagan la verdadera valoración.

-¿Echa en falta más generosidad de la oposición para abordar el pacto por la educación?

-No tengo nada que achacar al PP. Nos vamos a reunir en breve y hay hilos y bases comunes para trabajar. Nunca tiendo a culpabilizar al otro cuando se ha de hacer algo en común. Es un signo de debilidad y una coartada para no asumir la propia responsabilidad. Culpar al otro siempre es un síntoma de adolescencia social.

-¿Quién es responsable del modelo educativo ahora si la única legislación que se ha aplicado ha sido la socialista?

-Igual que digo que no hay que culpar digo que hay que corresponsabilizarse porque vivimos en un Estado de las Autonomías. Ni culpo ni me dejo culpar. La responsabilidad es de todo un país que entendió que la educación debería pasar de un modelo autoritario a unas formas de universalización. Los anteriores gobiernos socialistas buscaron la equidad, la universalidad, la extensión del conocimiento y ahora buscamos la excelencia. Hay gente que quiere que el pacto empiece por un 'mea culpa' público de reconocimiento de nuestras faltas. No hay que hacer aquelarres. Vamos a sentarnos juntos a ver qué se nos ocurre.

-¿Cree que el PP tiene la misma voluntad política que usted garantiza en el Gobierno?

-A mí me toca creer que sí. No vale hacer una propuesta de pacto para quedar bien. Prefiero creer en esa voluntad política y equivocarme que no creer en ella. Y no es ingenuidad. Ya he hablado con todos los consejeros de España, con los sindicatos, asociaciones de padres, estudiantes, con el Jefe del Estado y he comparecido en el Congreso y en el Senado. Después de todo esto y los pasos que he dado con las fuerzas parlamentarias, digo que hay condiciones para poder trabajar por el acuerdo. Ese pacto también necesita el apoyo de los medios de comunicación, y yo se lo reclamo.

Labor de todos

-¿No le supondrá una frustración si no lo consigue?

-Me sentiría muy honrado ante mí mismo por haberlo intentado porque no es una tarea individual. Esto no lo hace un ministro solo ni un gobierno solo, es una historia de toda la sociedad que pide que se haga. Si no sale y si alguien ha de tener frustración será todo el país que no ha estado a la altura del desafío.

-¿Cómo alejar el riesgo de un revanchismo y garantizar la estabilidad normativa?

-Tengo una idea mejor de este país, que ha demostrado gran madurez porque ha abordado los momentos más determinantes de su historia con grandes consensos. Debemos pensar en que estaremos a la altura del reto. Tampoco es un pacto vacío de contenido ni un brindis al sol. Pero no se da ninguna circunstancia, ni social, ni política, ni parlamentaria, como para abrir un gran debate e inaugurar una nueva ley de educación. No hay mayorías para eso. Sería ingenuo. Analicemos la situación y si se deduce la necesidad de algunos cambios legales, los haremos. Se hará por acuerdo y como resultado del pacto. Si creyera en la mala voluntad, en el espíritu de revancha y en la perversión de la política, no me metería en estas historias del pacto.

-¿Cuáles deben ser los pilares del pacto?

-Estabilidad normativa y legislativa; la formación y el apoyo al profesor; la importancia del esfuerzo, de la exigencia, de las nuevas formas de enseñar y aprender; la relevancia de los idiomas; la concepción de Bachillerato y la Formación Profesional como corazón del nuevo modelo en relación con la empleabilidad; educación infantil como reto... No habrá sorpresas y me parecería espeluznante que se hicieran propuestas exóticas.

-Ha mencionado la lengua que no es una cuestión menor, levanta muchas pasiones y España aún no ha encontrado una fórmula que contente a todos ¿Cuál es la cuadratura del círculo?

-La cuadratura del círculo es la Constitución, que tiene la mejor política lingüística. Existe el derecho a utilizar la lengua castellana y el deber de conocerla. Pero en algunas comunidades hay otra lengua cooficial y en esas autonomías debe haber políticas que conducen a conocer y usar esa lengua. Puede haber conflictos en las interpretaciones a través de los estatutos de autonomía. Pero eso se está dirimiendo ahora en el Tribunal Constitucional. Si hay alguna autonomía, como por ejemplo Cataluña, que ha hecho una ley de educación amparada en el 'Estatut', veamos la sentencia del Constitucional para ver si se ha extralimitado o no. Sobre todo ello debemos pensar, pero sin fundamentalismos.