«Hoy no se puede vivir de esto a menos que innoves»
El esparto ha pasado de ser un elemento esencial para los trabajos del campo a estar a punto de desaparecer
ARCOSActualizado:El esparto ha sido un material muy utilizado en el campo aunque actualmente tiende a desaparecer. Pocos hombres iban a echar sus peonadas sin llevar un cerón en sus motocicletas o en pocas actividades no se utilizaba este material. Las empleitas de los quesos, por ejemplo, hasta hace relativamente poco tiempo también se hacían con esparto lo que daba a los quesos el característico rallado que ahora se imita con piezas de plástico. Además, en la construcción también se utilizaba para mover piedras y escombros. Usos que han ido desapareciendo.
Pocas son las personas que siguen practicando el oficio de espartero y los que lo hacen prácticamente lo tienen como afición. De familia le viene a Antonio Rosa, que forma parte de una familia de esparteros conocida como los Titis. Su padre le enseñó a él y a su hermano la profesión y ellos quieren continuar con la misma, pese a los tiempos que corren. «Yo me dedicaría al esparto, y eso que soy fontanero, de no ser porque es imposible vivir de esto», aseguró Antonio.
Este oficio se complica aún más si tenemos en cuenta que ya no pueden salir al campo para la recogida de la materia prima. De hecho este espartero está acudiendo a empresas de la construcción que lo usan para conseguirla. Algo que dista mucho de cuando salían al campo los sábados para recoger el esparto. «Íbamos a las seis de la mañana para evitar a los lagartos y serpientes, que salían con el calor, y poder traernos el esparto», recuerda.
Este arcense considera que para seguir manteniendo este oficio resulta fundamental «innovar y así evitar que se muera». De hecho, él se encuentra preparando un proyecto para que los ayuntamientos o cualquier otra administración puedan ofrecer a los mayores la posibilidad de «aprender a hacer algunas cosas de esparto a través de un taller que les ayudará a recordar esta profesión y a ejercitar las manos y la mente», concluyó.