AL AIRE LIBRE

LA CALLE MERCED

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El jueves volvió a ser esa calle de siempre, con aires de pueblo, que tomamos los jerezanos para ir a ver a nuestra Patrona en su festividad. Por ella volvían a transitar las familias reunidas camino de la Basílica, para encontrarse con la Virgen en cualquiera de las misas que se sucedían desde el alba. Volvieron a verse banderas en los balcones, flamencas con su mata de pelo negro y su aire ancestral, chaquetas y corbatas que iban y regresaban, abuelos y nietos unidos intergeneracionalmente en la oración y la tradición. El jueves, esa calle a la que Pacote García-Figueras llamó en su Pregón la calle de las carreras en pelo, en recuerdo del único hospital que hasta hace poco tuvo Jerez, volvió a teñirse de nostalgia y reencuentros, y volvió a sonar en el recuerdo el eco de la guitarra del brujo Javier Molina y su herencia, hecha magisterio en las manos de Rafael del Águila, Morao y Parrilla.

Pero como no todo puede ser perfecto, y no bastaba con que la vieja Calle Merced luciera como siempre su aspecto aseado y clásico de sus aún vivas casas de tejado, los señores que se ocupan de estropearlo todo han tenido a mal colocar al filo de las aceras unos horribles macetones, catetos y deslucidos, con unos arbustos de un verde oscuro todavía más feo, para cargarse del todo una calle bonita y costumbrista. Ahora la calle Merced, esa calle de siempre, la que cogían las madres con su hijo enfebrecido envuelto en pañolón camino del Hospital de Santa Isabel, la han convertido en una versión mamarracha y hortera de una calle comercial cualquiera de cualquier impersonal barrio de cualquier pueblo o ciudad sin memoria, sin gusto y sin personalidad. No sé quién mandará a los ineptos a poner macetones feísimos con la anuencia de los que nos gobiernan, que es un decir, y encima por el mismo precio que les pagamos nos tiran una calle al cubo de la basura de los desperdicios urbanos.

Lo que sí sé es que aquí nos cargamos lo que sea con una facilidad pasmosa. Con la misma que tiramos con pólvora ajena, o con la misma que nos torean las multinacionales. No sé si me entienden.