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Los líderes del G-20 -entre ellos, el español Rodríguez Zapatero- posan para la foto oficial tras la reunión mantenida en Pittsburgh. / REUTERS
Economia

Compromiso para recuperar el empleo

Los líderes mundiales acuerdan mantener los estímulos y la inversión pública hasta que se consolide el crecimiento económico

MERCEDES GALLEGO
ENVIADA ESPECIAL. PITTSBURGHActualizado:

Los líderes mundiales que coordinan la recuperación económica del mundo reunidos en el G-20, en Pittsburgh, se hicieron eco ayer de las súplicas de José Luis Rodríguez Zapatero, que, en nombre del país con más paro, pidió la víspera que se atendiera no sólo a la crisis financiera sino también a la del empleo.

«Nos comprometemos hoy a mantener nuestra vigorosa respuesta hasta que esté asegurada una recuperación duradera», promete el borrador del comunicado. «Actuaremos para asegurarnos de que cuando vuelva el crecimiento vuelvan también los empleos. Evitaremos la retirada prematura de los estímulos», aseguran en el documento.

El plan es mantener los estímulos económicos y la inversión pública hasta que se consolide el crecimiento económico y «desarrollar un proceso creíble y transparente para retirar nuestro extraordinario apoyo a la política fiscal, monetaria y al sector financiero cuando se haya asegurado la recuperación». Palabras que los inversores de todo el mundo escuchaban con atención, tranquilizados porque no se acerca una subida de tipos de interés, pero preocupados por el déficit galopante que continuará con los planes de estímulo económico. Se calcula que los gobiernos han inyectado ya aproximadamente unos 5 billones de dólares en las economías mundiales.

Tras la reunión de Pittsburgh, los únicos subsidios que peligran son los que se dan a los combustibles fósiles, que según el borrador serán «racionalizados y finalizados en el medio plazo» por su ineficiencia. Algo que responde también al impulso ecológico de esta cumbre en la lucha contra el calentamiento global, donde Zapatero defendió la creación de prosperidad y empleos verdes a través de las energías renovables.

El credo económico del G-20 más España y Holanda consistía, al cierre de esta edición, en cerca de 30 páginas que sientan las bases de la doctrina económica internacional. El nuevo grupo de países que hasta diciembre pasado era sólo de carácter ministerial entierra formalmente con este documento al G-8, que ha sido considerado demasiado exclusivo como para coordinar una respuesta global.

«Designamos al G-20 como la figura principal de nuestra cooperación económica internacional», sentencia con rotundidad el borrador, que también crea un Consejo de Estabilidad Financiera para incluir a las economías emergentes y aplaude sus esfuerzos para fortalecer la regulación financiera.

Los 22 países reunidos ayer en el centro de Convenciones David Lawrence de Pittsburgh concentran el 87% de la producción mundial y dan voz a grandes economías emergentes que están tirando de la economía global durante esta recesión, como China e India. Y no sólo tendrán más protagonismo en el mundo a través de este foro, sino que el documento aprobado ayer acuerda cederles más poder en el Fondo Monetario Internacional, donde los países sobrerrepresentados en relación al tamaño de sus economías, como Dinamarca o Bélgica, les cederán un 5% de su derecho a voto.

El objetivo es que estos líderes del mundo se reúnan sistemáticamente una vez al año, pero en las actuales circunstancias económicas el borrador prevee dos nuevas cumbres para el 2009, una a celebrarse en julio en Canadá y otra en noviembre en Corea del Sur.

Regulación de la banca

El plazo es aún más largo con el delicado asunto de regular a la banca, el último escollo de las negociaciones que intentaban limar ayer los líderes al más alto nivel. El borrador contempla que los ministros de Economía desarrollen normas más estrictas para la capitalización de la banca que deberían estar redactadas a finales de 2010. En atención a la debilidad de la economía mundial, las entidades dispondrán de dos años a partir de entonces para implementarlas gradualmente.

EE UU también quiere que se redefina el ratio de endeudamiento de los bancos, que Europa ya considera adoptado con los acuerdos de Basilea II. Algo que el G-20 acepta como complemento a esos acuerdos, que ahora el país americano tendrá que incorporar antes de que finalice 2011.

Francia y Alemania seguían ayer peleando a capa y espada por el polémico asunto de poner límites a los pagos a ejecutivos bancarios que arriesgan el dinero de las entidades financieras con fórmulas que producen grandes beneficios inmediatos pero que se han demostrado capaces de hundir el sistema a medio largo plazo. En lugar de poner topes, el borrador sugiere ligarlos «a la creación de valores de largo plazo en lugar de a la toma excesiva de riesgos», algo que a Nicolas Sarkozy le parecía insuficiente.

Actor principal

El G-20 de potencias industrializadas y emergentes se ha convertido en principal actor en la coordinación económica internacional, desplazando a otros foros. El documento de Pittsburgh nada dice del destino del G-8 (formado por el G-7 de países más industrializados y por Rusia), que hasta ahora desempeñaba ese papel. Aunque de hecho, el ascenso del G-20 significa su eclipse. Varios altos responsables del G-20 consideran sin embargo que el G-8 seguirá teniendo una función, por ejemplo, en temas de seguridad internacional. «Habrá reuniones con geometría variable», comentó otra fuente.

El G-20, creado en 1999 para responder a la crisis económica rusa y asiática, se limitaba inicialmente a un foro de ministros de Finanzas y de jefes de los bancos centrales. Lo integran los miembros del G-8, junto a Australia y a diez países emergentes (Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Sudáfrica y Turquía), así como por la Unión Europea (UE), países que representan el 90% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, el 80% del comercio internacional y las dos terceras partes de la población mundial.

La crisis económica que estalló hace un año convirtió al G-20 en actor principal, con la celebración de tres cumbres de jefes de Estado y de Gobierno. El próximo encuentro tendrá lugar en Canadá en 2010 y el siguiente en Corea del Sur. «En 2010 discutiremos la nueva arquitectura del G-20: cuáles deben ser sus países miembros, con qué periodicidad deben reunirse. Y en 2011 empezará a funcionar el nuevo sistema», explicó la representación francesa. La institucionalización del G-20 asegurará la presencia de «los países necesarios a la construcción de una economía global más fuerte y equilibrada, reformar el sistema financiero y mejorar la vida de los pobres», indicó la Casa Blanca.