En la imagen, Frank-Walter Steinmeier. / Reuters
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Steinmeier, del segundo plano a candidato a la Cancillería

Conocedor de los entresijos del Gobierno alemán por su cargo al frente del Ministerio de Exteriores, está considerado como el perfecto adversario de su amiga Angela Merkel

BERLÍN Actualizado: Guardar
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El ministro de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, es por trayectoria y perfil el aspirante perfecto a canciller alemán, al que correspondió la misión casi imposible de reflotar a un Partido Socialdemócrata (SPD) en crisis. Cordial y a la vez serio, con experiencia en capear situaciones de crisis, relieve internacional por su cargo actual y conocedor como pocos de los entresijos de la Cancillería, su carrera estaría perfectamente encarrilada hacia la jefatura del Gobierno alemán de no ser por la situación de su formación.

De ministro 'invisible' a la sombra de Schröder, cuatro años atrás, y con una carrera asimismo gris en las estructuras del SPD, ascendió en silencio, peldaño a peldaño y de crisis en crisis, hasta convertirse en segundo de Angela Merkel en el Gobierno y, desde octubre de 2008, a aspirante a recuperar la cancillería para su partido.

Al abrirse la carrera electoral pocos le veían capaz de mostrar la garra que tuvo su mentor Gerhard Schröder para arrastrar a los votantes a los mítines y arañar los votos del electorado fiel que, pese a todo, no quiere ver agonizar a su partido de toda la vida. Se le reprochaba asimismo representar la lealtad al centrismo de Schröder, culpable de la caída de electorado y la decepción de una militancia que sintió traicionadas las esencias socialdemócratas.

Steinmeier suplió la garra con el talante conciliador que le convirtió en leal coaligado de Merkel y concentró los esfuerzos en la tarea de "salvar lo salvable". O sea, evitar el hundimiento y luchar, aunque no lo diga, por la reedición de la gran coalición.

Bajo la sombra de Schröder

Nacido el 5 de enero de 1956, Steinmeier ingresó en el SPD en 1975, pero no hizo carrera en la formación hasta convertirse en 1991 en asesor de Schröder, por entonces primer ministro de Baja Sajonia. Desde ese puesto se convirtió en secretario de Estado de la Cancillería y en julio de 1999 pasó a ser jefe de la Cancillería.

Éste es un puesto clave en el Gobierno alemán, ya que dirige el gabinete del canciller y es su lugarteniente de puertas adentro. Fue desde esta posición un "rostro invisible" y a la vez uno de los políticos más poderosos de la era Schröder, encargado de coordinar el conjunto de la política gubernamental y "organizador" de la Agenda 2010, el plan de reformas sociales de Schröder.

La carrera de Steinmeier está íntimamente relacionada con la de Schröder, con el que trabajó estrechamente durante casi 15 años. En 2005 saltó al puesto de ministro de Exteriores de Merkel en la gran coalición, por entonces sin rango aún de vicecanciller. Pocos le veían capaz de hacer olvidar a su antecesor, Joschka Fischer, el líder verde que revolucionó a su paso Exteriores. Se convirtió en el ministro perfecto para una Merkel ansiosa de mostrar una Alemania poderosa, pero no arrogante, conciliadora y dialogante.

Bajo la sombra de Schröder

Al cargo de Exteriores se sumó el de vicecanciller, en noviembre de 2007, por la dimisión de su correligionario y ministro de Trabajo, Franz Müntefering. A partir de ahí, Steinmeier apretó el acelerador tanto respecto a Merkel como al entonces presidente del SPD, Kurt Beck, mucho más abierto hacia el ala izquierda de su partido.

Beck habría sido el aspirante a la cancillería de estas generales de no haber sido por el golpe de mano perpetrado, en dúo, por la pareja formada por Steinmeier y Müntefering. El ex ministro de Trabajo y ex vicecanciller, asimismo un hombre identificado con Schröder, regresó a la palestra tras una temporada retirado para atender hasta su fallecimiento a su esposa Ankepetra, enferma de cáncer. Entre él y Steinmeier arrinconaron a Beck, a quien se atribuía falta de carisma y debilidad para luchar contra Merkel. Müntefering asumió la presidencia del partido, mientras Steinmeier veía consumado su anhelo de luchar por la Cancillería.

Casado desde 1995 con la jurista Elke Budenbender y padre de una hija, Steinmeier responde en lo privado al perfil de solidez y normalidad que tanto aprecia el elector medio alemán.