El primer ministro luso, el socialista José Sócrates. Efe
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Sócrates, la 'vía europeísta' de Portugal

El fuerte desgaste de una legislatura dominada por la crisis financiera mundial hace tambalear su reelección como primer ministro

LISBOA Actualizado: Guardar
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José Sócrates Carvalho Pinto de Sousa, considerado un socialista poco ortodoxo, ha conseguido el respaldo de sus ciudadanos para seguir cuatro años más, aunque ha perdido la histórica mayoría absoluta conseguida en 2005.

A diferencia del Sócrates, de imagen fresca y juvenil, que obtuvo en 2005 una de las grandes victorias del Partido Socialista (PS) en las tres décadas de democracia portuguesa, el primer ministro ha afrontado estas elecciones marcado por el fuerte desgaste de una legislatura dominada por la crisis financiera mundial. Aunque no era, entonces ni ahora, tan joven como aparenta, Sócrates encarnó la imagen de una segunda generación socialista en Portugal, más pragmática y menos ideológica que la representada por el histórico Mario Soares, que dominó la política lusa, como primer ministro o jefe del Estado, desde la revolución de 1974.

Uno de los últimos éxitos que se atribuyen a la versátil cintura política de Sócrates, tildado por la izquierda de "socialista neoliberal", es precisamente haber lograr el apoyo activo en su campaña del propio Soares y del líder del ala izquierda del PS, el ex candidato presidencial rebelde Manuel Alegre.

Delfín de Guterres

Sócrates, que se proyectó en la política como diputado -desde 1987- y luego como secretario de Estado y ministro de Ambiente -entre 1997 y 2002-, fue un delfín de Manuel Guterres mientras éste ejerció de primer ministro y consiguió hacerse con el poder en el seno del partido pese a la oposición que tuvo entre otras familias del PS.

Cuando llegó al poder en 2005 su cohabitación, según muchos comentaristas de la prensa, fue más difícil con el socialista Jorge Sampaio como jefe del Estado que con el conservador Aníbal Cavaco Silva, que ejerce el cargo desde 2006. El entendimiento con Cavaco, la otra gran figura histórica de la democracia lusa, que acumula ya trece años de ejercicio del poder, ha sido otra de las características de la era Sócrates, a quien sus críticos le reprochaban la luna de miel que parecía vivir con el que fuera líder de la oposición Social Demócrata.

El primer ministro se empeñó, con evidente satisfacción del presidente de la República y desencanto de algunos de sus correligionarios, en reducir el déficit fiscal, adelgazar la gruesa burocracia portuguesa y atraer empresas y negocios a Portugal. En una suerte de "tercera vía" a la portuguesa, Sócrates logró también poner a su país en los exigentes parámetros económicos de la zona euro, pero se granjeó una férrea oposición de los sindicatos y la izquierda que le llenaron las calles con algunas de las manifestaciones más multitudinarias desde la dictadura salazarista.

Imagen 'desgastada'

En el plano social, Sócrates se esforzó por introducir, con la ayuda de su mayoría absoluta, leyes progresistas en asuntos polémicos en los que Portugal aún tenía algunas de las normativas más veteranas de Europa, como el aborto, despenalizado en 2007, o el divorcio, aunque no quiso respaldar el matrimonio homosexual.

Además del desgaste político de sus cuatro años de Gobierno con el resto del arco parlamentario en la oposición, a Sócrates le han pasado factura las consecuencias de la crisis económica mundial que ha golpeado con fuerza a su país y deslucido sus éxitos en política económica. Con todo, tras la peor recesión desde la Revolución de 1974, Portugal ha logrado ya un crecimiento económico positivo en el segundo trimestre de este año y Sócrates puede presumir de estar en la vanguardia europea de la recuperación financiera.

En el plano personal, el primer ministro, divorciado y padre de dos hijos, ha pasado la prueba de las urnas arañado también por acusaciones periodísticas, siempre desmentidas, en relación a un escándalo inmobiliario y a presiones contra periodistas, algunas en relación con supuestas irregularidades para obtener su título de ingeniero.