El nuevo equipo de gobierno del Ayuntamiento de Benidorm tras la moción de censura; con gafas y al lado del alcalde, la madre de Leire Pajín. / EFE
ESPAÑA

Los ex concejales socialistas y un tránsfuga arrebatan al PP la alcaldía de Benidorm

El presidente de los populares responsabiliza a Zapatero de la moción de censura y el PSOE lamenta «el espectáculo»

COLPISA. VALENCIA Actualizado: Guardar
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Fue una moción de censura extraña, pero el resultado fue que el PP perdió la alcaldía de Benidorm después de 18 años de mandato ininterrumpido, desde que Eduardo Zaplana la consiguiese en 1991 con otra moción de censura. Los 12 concejales que abandonaron el PSOE antes de ser expulsados y un tránsfuga de los populares derrotaron con sus votos a los 12 ediles del PP para desbancar al alcalde Manuel Pérez Fenoll. Los vencedores de la votación fueron los únicos contentos, pues los populares no ocultaron su enfado por lo que consideran un asalto en toda regla y los socialistas tampoco se sintieron satisfechos por «el escándalo».

La batalla se dirimió en la localidad turística alicantina, pero tuvo un potente eco en las direcciones de los dos partidos mayoritarios. Todo se desarrolló en menos de una hora y nada se salió del guión. Los 13 partidarios de la moción de censura, los 12 concejales ex socialistas, entre ellas Maite Iraola, madre de la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, y el tránsfuga del PP, derrotaron a los populares. «Hoy es un día triste para la democracia», se quejó el alcalde desbancado, el popular Pérez Fenoll. «Hoy se abre un nuevo tiempo en Benidorm», proclamó exultante el vencedor, el ex socialista Agustín Navarro.

El nuevo alcalde prometió su cargo en valenciano y recibió el abrazo de sus compañeros, pero no el de su antecesor. Pérez Fenoll negó el saludo al nuevo gobernante y, acompañado por los suyos, abandonó el salón de plenos sin estrecharle la mano. Se ponía fin así a un tenso pleno municipal que reunió a vecinos como pocas veces se había visto. El salón del Ayuntamiento estaba abarrotado por unos dos centenares de personas partidarios de unos y otros que no pararon de cruzarse reproches. Fuera, alrededor de un millar de benidormenses seguía las incidencias jaleando ora a los censurantes, ora a los censurados. Unos coreaban «manos arriba, esto es un atraco» y eran respondidos con «fuera, fuera, sinvergüenza»; otros gritaban «Benidorm está con Fenoll» y la contraparte jaleaba «¡alcalde, alcalde!» al ex socialista Navarro.

Las intervenciones de los portavoces no contribuyeron tampoco a templar los ánimos. «En las camisetas del PP pone 'I love Benidorm', mientras que en las de los concejales ex socialistas y el tránsfuga reza 'La ciudad es para mí'», afirmó el representante popular Antonio Pérez, al mismo tiempo que su homólogo del grupo ex socialista, Jaime Linares, apeló «al caos y al desgobierno» de la localidad para justificar la moción de censura. Los alcaldes, asimismo, estuvieron lejos de apaciguar los ánimos. El saliente Pérez Fenoll reprochó a los firmantes de la moción sus «ansias de poder», y el entrante Navarro se comprometió a «abrir esta casa (el Ayuntamiento) de par en par» y hacer «partícipes de todas las decisiones» a los vecinos para que «Benidorm sea la mejor ciudad del mundo para venir como turista y también para vivir todo el año».

Respeto

La tensión ambiental y el tono crispado de las intervenciones no afectaron al tránsfuga del PP y llave de la moción de censura. José Bañuls, que no será concejal de Urbanismo como se especuló en un primer momento, dijo tener «la conciencia muy tranquila» y reclamó «respeto» hacia su postura porque su viraje político tiene una única guía, «el respeto a los ciudadanos».

A centenares de kilómetros de Benidorm, la moción de censura tuvo réplicas importantes. El líder de la oposición no dudó en responsabilizar al presidente del Gobierno, al vicesecretario general del PSOE y a la secretaria de Organización de este partido de haber urdido la maniobra. Son «los responsables», afirmó Mariano Rajoy, quien tachó de «historia truculenta» con «muy mala pinta» y que «suena a cosa siciliana» todo el proceso que acabó con la pérdida para su partido de la alcaldía de Benidorm. El presidente de los populares centró sus críticas en José Luis Rodríguez Zapatero porque no ha dado «una explicación convincente ni no convincente» de lo que ha pasado.

Los socialistas tampoco se declararon satisfechos con la iniciativa, pese a que ha permitido arrebatar una alcaldía emblemática al PP en la Comunidad Valenciana. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, dijo lamentar «profundamente» la moción porque no es «algo edificante». Consideró que «el espectáculo» dado en Benidorm «ayuda poco».