
Obama acelera en la búsqueda de la paz
El presidente se implica a fondo en el conflicto y reúne por primera vez mañana a Abbas y Netanyahu para resucitar las negociaciones
NUEVA YORK Actualizado: GuardarTras una frustrante semana de encuentros diplomáticos en los que el enviado especial de la Casa Blanca, George Mitchell, no logró persuadir a israelíes y palestinos para que reinicien las conversaciones de paz, el presidente estadounidense cree llegada la hora de una mayor implicación personal y ha convocado mañana a los líderes de ambas partes en Nueva York aprovechando el inicio de la Asamblea General de la ONU.
El mandatario estadounidense tiene previsto reunirse por separado con el primer ministro de Israel, Benyamin Netanyahu, y con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas y a continuación lo hará en un encuentro a tres bandas, con el propósito de «allanar el camino» y relanzar unas negociaciones que parecen más estancadas que nunca. El secretario de Defensa, Robert Gates, y otros altos cargos del Gobierno arroparán al presidente en su intento de buscar nuevas vías de entendimiento.
Con un cuidado lenguaje, pero sin referirse explícitamente a una de las demandas más reiteradas por Obama los últimos meses, Washington trata por todos los medios de que el Ejecutivo israelí reconsidere su postura sobre la construcción de asentamientos en territorio palestino. En el comunicado de la convocatoria no se plantea ninguna demanda específica, abundan las apelaciones genéricas a reconducir el diálogo y destacan «los esfuerzos» de Obama, del enviado estadounidense para Oriente Próximo, George Mitchell, y de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, «para sentar las bases de cara a un relanzamiento de las negociaciones y crear un contexto positivo para que las mismas tengan éxito».
La celebración de esta cumbre trilateral «es una nueva muestra del profundo compromiso del presidente con la paz», señala Mitchell a la vez que subraya que Obama desea involucrarse personalmente en la solución del conflicto. EE UU continuará «fomentando que todas las partes asumas sus responsabilidades y creen un contexto positivo para la resurrección de las negociaciones», añade. El éxito de esta reunión entre Obama, Netanyahu y Abbas es vital para que israelíes y palestinos reconduzcan unas negociaciones rotas desde que en de diciembre Israel lanzó una ofensiva militar en la franja de Gaza.
El enviado especial esperaba obtener el consenso de ambas partes antes de la Asamblea General de la ONU. Sin embargo regresó a EE UU con la manos vacías, lo que ha movido a la diplomacia norteamericana a jugar todas sus bazas en un momento en el que actitud de Israel parece más inamovible que nunca.
Algunos se han apresurado a considerar la convocatoria de Obama como un golpe de efecto que podría conducir a un éxito diplomático al estilo del que protagonizó Bill Clinton con los entonces líderes de Palestina e Israel y que condujeron a los históricos Acuerdos de Oslo. Pero los observadores sospechan que la actual coyuntura no da para tanto y que la ocasión apenas servirá para tomarse la foto junto con los tres líderes para continuar el proceso.
Los desvelos de Obama a causa del conflicto en Oriente Próximo ocupan sólo una pequeña parte de la agenda que el inquilino de la Casa Blanca va a desplegar durante esta semana en Nueva York, donde líderes de los cinco continentes se han dado cita para participar en los actos de la Asamblea General de la ONU. El presidente ha dejado claro ya que su Gobierno, a diferencia de George W. Bush, va a cooperar más con Naciones Unidas. Obama aprovechó el maratón televisivo de ayer -cinco cadenas de televisión emitieron diferentes entrevistas grabadas el pasado viernes- para actualizar las prioridades de EE UU en relación a los temas candentes, desde las guerras en Irak o Afganistán o el nuevo escenario que se dibuja con Rusia tras desechar el escudo antimisiles en Polonia y República Checa.
Sobre Afganistán, matizó que antes del envío de más tropas es necesario determinar si su país está llevando a cabo la estrategia correcta. Se espera que el comandante de las tropas estadounidenses en Afganistán, el general Stanley McChrystal, solicite el envío de 30.000 soldados en las próximas semanas para hacer frente a las resurgidas fuerzas talibanes. Obama ha declarado en las entrevistas que aún no ha recibido esta petición y que todavía se encuentra trabajando en una estrategia apropiada para asegurarse de que Al-Qaida no esté en posición de atacar a EE UU.