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Un enfado monumental

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Alberto Campo Baeza, el autor de un proyecto complejo, ambicioso y controvertido, que no deja indiferente a nadie. «Me he dejado el pellejo», confiesa el arquitecto. El enfrentamiento ha crecido a un ritmo muy superior al que ha tenido la obra.

Ocho años después de los primeros contactos, el autor del mirador quiere que se entregue ya la obra, mantiene su ilusión en el que es su gran proyecto en su ciudad natal y defiende su apuesta, pero no más. Aunque se aferra al off the record, alguno de los reproches del arquitecto al Ayuntamiento ya son conocidos, están publicados y, por su tono, siguen vigentes. Los renovó el pasado viernes en conversación con LA VOZ. Además de las dificultades para cobrar el encargo y el temor a que Entrecatedrales quede «rodeado de macetones», Campo Baeza tiene clavadas varias espinas que le hacen renunciar a la posibilidad de volver a trabajar en la ciudad en la que nació y creció.

Aún le dura el disgusto de que su proyecto para rehabilitar el Castillo de San Sebastián fuera primero aceptado y luego ignorado. Recuerda que la primera piedra del nuevo mirador fue colocada en una ceremonia a la que no pudo acudir y que el Ayuntamiento no quiso cambiar de fecha para que pudiera contar con la presencia del autor del proyecto.

Tampoco estará en la inauguración, a no ser que el Ayuntamiento cambie (mucho) la fecha de inauguración. Alberto Campo Baeza estará del 29 de septiembre al 1 de octubre en Italia, donde tiene previsto presentar una creación suya en la ciudad de Caserta. Justo los días en los que se piensa presentar el mirador.

Si no se produce el enésimo cambio de agenda en la apertura de Entrecatedrales, su creador no estará presente. Tampoco es de extrañar, ni los que le encargaron la iniciativa ni el que la pensó parecen tener mutuas ganas de verse.