El sueldo de los dioses
Actualizado: GuardarLa noticia del día, sobre todo para él, es que Leo Messi se ha convertido en el futbolista más caro del mundo. Su cláusula de rescisión establecida por el Barça exige que si alguien quiere cambiarle de ciudad y de equipo tendrá que abonar 250 millones de euros. Los ídolos de la afición se alojan en hornacinas y hay que reconocer que el joven genio argentino se lo ha ganado, si bien no sólo de dos paradas, sino de muchas. Es el que más nos divierte y eso hay que pagarlo. ¿Qué culpa tiene él de que el entretenimiento se cotice más que el trabajo? El hecho de que miles de mileuristas estén dispuestos a quedarse sin algunos euros para presenciar sus evoluciones es una decisión voluntaria. No es que el deporte nos haya sacado de quicio, sino que a las ganas de divertirse no se le pueden poner puertas.
El sueldo de los dioses del balón y de las estrellas de cine se ha disparado, ya que todo el mundo hace lo que quiere con su escopetita. El actor americano Brad Pitt gana, mejor dicho, cobra, por cada película el equivalente al presupuesto de algunas autonomías. Naturalmente, hace muy bien -no me refiero a su papel, sino a cobrarlo- y ahora en San Sebastián acaba de desmentir que él sea Dios, cediéndole esa responsabilidad a Tarantino.
Coinciden estos esplendores financieros con la propuesta del Gobierno a los sindicatos de subir las pensiones sólo en un uno por ciento y no aumentar el IVA para los productos básicos. Se consideran así la leche y el pan, entre otros alimentos. También las medicinas y los libros. Pero eso depende de los consumidores.
Hay quien considera un producto básico a Leo Messi, que es la leche, y otros al libro. Pertenezco a los dos grupos.