Frank-Walter Steinmeier. / AP
MUNDO

Un retrato robot

Tres prototipos de alemanes rechazan la guerra de Afganistán y la energía nuclear

BERLÍN Actualizado: Guardar
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Cuando los alemanes se miran al espejo e intentan descubrir un denominador común que refleje su comportamiento en la sociedad, llegan rápidamente a la conclusión de que viven en un país de pequeños burgueses, poco flexibles, amantes del orden y devotos de la seguridad existencial.

«El orden nos ha vuelto muy hábiles para la manipulación, que utilizamos en nuestro provecho», dice Antje Steinhäuser, autora del libro Todo lo que sabemos sobre nosotros, los alemanes, una recopilación de tópicos sobre la sociedad alemana.

La idea de crear un retrato robot del alemán medio es algo más que una aventura peligrosa en un país poblado por unos 82 millones de personas, pero en una breve y rápida encuesta personal para buscar puntos de interés común, descubrimos otras características. Tres berlineses con inclinaciones políticas diferentes tienen un común denominador que podría llenar un capítulo del libro escrito por Antje Steinhäuser: están en contra de la energía atómica, rechazan con pasión la participación de soldados alemanes en la guerra de Afganistán y admiten de forma espontánea que Alemania es un buen país para vivir.

«La energía atómica es incontrolable y es un peligro para el presente y una grave hipoteca para el futuro», afirma Andrés Hooth, un ex alto ejecutivo de Siemens, de 57 años, y activo militante del SPD. «Fomentar la construcción de nuevos reactores nucleares es irresponsable». Annete Scholz, una fisioterapeuta de 35 años que votará por el Partido Liberal (FDP) también está en contra de la energía nuclear, pero añade una frase que comparten los líderes del FDP. «Por el momento no hay una buena alternativa».

Adam Mosch , un polaco-alemán de 32 años, informático y convertido en empresario independiente, es más categórico. «Existe un peligro latente con los residuos atómicos y mientras este problema no se resuelva estoy en contra de la energía nuclear», explica sin titubear.

Con respecto a la misión alemana en Afganistán, casi dos tercios de la población piensan que las tropas deben regresar a casa. Hoth, Scholz y Mosch comparten el sentimiento general.