La actual canciller y candidata democristiana, Angela Merkel, pasea sonriente por las calles de Leipzig durante la campaña electoral. / REUTERS
MUNDO

Una exitosa alianza de conveniencia

El forzado concluye su mandato con un amplio apoyo social a una semana de los comicios

CORRESPONSAL. BERLÍN Actualizado: Guardar
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En la recta final de la campaña electoral alemana de 2005, que enfrentó al entonces canciller Gerhard Schröder y a la candidata conservadora, Angela Merkel, los sondeos constataron que la apuesta más popular entre los electores era la alianza entre los dos partidos democristianos, la CDU y la CSU de Baviera, y el SPD, la llamada gran coalición, una visión que se volvió realidad a las pocas semanas de los comicios.

El resultado en las urnas no dejó otra opción y después de una agotadora partida de póquer, los líderes que negociaron la formación del nuevo Gobierno lograron presentar ante la prensa un documento de 194 páginas que llevaba por título Unidos por Alemania, con coraje y humanidad. «Los dos grandes partidos queremos recuperar la confianza de la población y demostrar que podemos hacer avanzar al país», dijo entonces la futura canciller.

La nueva alianza que estaba por nacer fue calificada como una unión de «mentirosos y ladrones» por el poderoso periódico 'Bild'. La CDU y el SPD habían rechazado la posibilidad de aumentar los impuestos durante la campaña, pero la realidad económica les convenció de elevar el IVA de un 16% a un 19% a partir de 2007 y de introducir el llamado «impuesto para los ricos». A pesar del mal comienzo para una coalición que debía acabar con la parálisis económica que amenazaba al país, combatir el paro e impulsar nuevas reformas, el balance final de los cuatro años de gobierno no parece disgustar a nadie en Alemania, con la excepción lógica de los partidos de oposición. El bloque cuenta con un pequeño y poderoso ejército de seguidores, como pudo constatar recientemente el ministro de Trabajo, el socialdemócrata Olaf Scholz, durante un encuentro con representantes de la gran industria del país.

Aunque los ejecutivos no forman parte del club de admiradores del SPD, el ministro no escondió su sorpresa cuando varios de sus invitados admitieron frente al anfitrión que lo mejor para el país sería que el actual Ejecutivo siguiera gobernando en la próxima legislatura. Merkel vivió una experiencia semejante cuando recibió a los jefes de los principales sindicatos del país. Y eso que el actual Gobierno elevó hasta los 67 años la edad para la jubilación.

Tregua

Por eso, a nadie le extrañó que en la última sesión del Parlamento federal, la canciller y su rival en las elecciones, Frank-Walter Steinmeier, protagonizaran una tregua en medio de la campaña para alabar el trabajo realizado en común. «Podemos estar orgullosos de lo que ha hecho nuestro país en los últimos doce meses», dijo Merkel. «Las instituciones políticas se han fortalecido con la crisis», admitió, por su parte, el ministro de Exteriores, quien calificó como un «éxito conjunto de todos los involucrados» los esfuerzos realizados para combatir la recesión. «Fueron cuatro años perdidos», replicó el jefe del Partido Liberal, Guido Westerwelle, mientras que Gregor Gysi, el combativo líder de la formación La Izquierda, utilizó la ironía para criticar la labor del Gobierno: «Ustedes habrán salido ganando, pero no la población».

Entre las críticas de la oposición y la satisfacción gubernamental, el balance final de la gran coalición arroja un resultado que fue valorado por el 57% de la población con derecho a voto como «bueno», según una encuesta de la Oficina Federal de Estadísticas, una consideración que comparten incluso la mayoría de los comentaristas políticos. Cuando los expertos analizan el comportamiento para hacer frente a la crisis económica, todos coinciden en que el país tuvo suerte de estar gobernado por la alianza CDU-SPD.

Después de prometer al país que los ahorros no corrían peligro, el Gobierno logró impulsar, en menos de una semana, un plan de rescate para la banca, aprobó un fondo de garantía para la industria, puso en marcha dos paquetes para reactivar la economía y creó un fondo dotado con 5.000 millones de euros que recibió el nombre de «prima al desgüace» que generó un boom de ventas de coches pequeños y económicos.

Aunque la gran coalición no fue un matrimonio de amor, la convivencia de cuatro años ha logrado el milagro de despertar entre la canciller Angela Merkel y su ministro de Asuntos Exteriores Steinmeier, un mutuo respeto que se ha reflejado a lo largo de la campaña electoral. Los dos candidatos han rechazado los ataques personales, los golpes bajos y traicioneros y cuando pueden recuerdan el buen trabajo realizado entre socialdemócratas y democristianos.

Gobierno de gran coalición de la CDU y el SPD