Zapatero se defiende y alega que estar en el Gobierno exige a veces improvisar
Los barones territoriales hacen piña en torno a su secretario general y llaman al PSOE a defender la gestión gubernamental
COLPISA. MADRID Actualizado: GuardarEn teoría no tenía que justificarse. José Luis Rodríguez Zapatero acudió ayer a un Comité Federal que estaba dispuesto a decir amén a todo con tal de desmentir que la gestión económica del Gobierno esté en cuestión. Pero en lugar de eludir el asunto, el secretario general del PSOE intentó dar la vuelta a la tortilla. Reconoció que, a veces, hace las cosas a salto de mata. Sin rubor. Lo importante, a su juicio, es que las medidas en marcha, como la ayuda de 420 euros para desempleados sin prestación, o las que apenas se han esbozado, la subida de impuestos, respondan a unos principios. «El proyecto socialista tiene una coherencia, más allá de que a veces la tarea de gobernar incluya improvisar; sólo faltaría eso», se defendió.
Dos larguísimos discursos dedicó el jefe del Ejecutivo a convencer a los notables del PSOE de que hay «razones y motivos para tener confianza». Entre ambos, una treintena de intervenciones, ninguna crítica, que se alargaron por más de cinco horas. Todas de apoyo y todas a ciegas porque Zapatero pidió la adhesión inquebrantable a sus planes sin aclarar qué piensa hacer exactamente con la presión fiscal y su hueste se la concedió.
Sólo ratificó que no modificará el IRPF «porque hacerlo -dijo- es penalizar el trabajo». Después añadió unas gotas de ideología, aseguró que en este país «los trabajadores tributan más que muchos empresarios», tildó esto de «escandaloso», y aseguró que tiene «claro» por dónde le puede hincar el diente a las rentas más altas. Pero no se lo contó a nadie. La música, sin embargo, bastó para apaciguar unas críticas que, según pesos pesados del partido como el presidente andaluz, José Antonio Griñán, el de Castilla- La Mancha, José María Barreda, o el extremeño, Guillermo Fernández Vara, fueron inventadas por algunos medios de comunicación con intereses espurios y mal acostumbrados a que su palabra sea ley en el PSOE. «No podemos dejar que nos escriban el guión», advirtió el barón andaluz. «Debemos dejar claro que no aceptamos lecciones de fuera sobre qué debemos decir o cómo debemos comportarnos», insistió el castellano-manchego.
Creyera o no en el conato de rebelión interna, Zapatero puso empeño en explicar que su política responde a un plan y, en ocasiones, incluso pareció estar a la defensiva. «Ahora os pido un ejercicio de reflexión y memoria -llegó a decir- los tres grandes pilares con los que comparecimos a las elecciones desde 2004 y con los que ganamos las elecciones de 2008 son cohesión social, más estado de bienestar, modernización, reformas económicas y extensión de derechos y libertades».
Según el líder socialista, nada de lo hecho hasta ahora atenta contra esas bases. «Sabemos responder con el mismo guión ante las situaciones de dificultad o las situaciones de mayor bonanza económica», insistió.
Rearme ideológico
Su discurso casa con la petición de Griñán para que el PSOE pase al «rearme ideológico». Cuando estalló la crisis los socialistas culparon a la aplicación del liberalismo puro y duro de haber llevado el mundo a la recesión y que sólo las recetas socialistas lograrían sacarlo de ella. Con el paso del tiempo ese mensaje quedó atrás pero Zapatero lo desenterró ayer. Hasta el punto de demostrar que no le duelen prendas la ruptura del diálogo social. «Hemos sabido decir no a los poderosos y a los que representan algunos intereses y sabremos decir sí cada vez que haya un problema social, empresarial, a aquellos que dependen de su trabajo día a día para poder vivir con dignidad» se vanaglorió.
Nadie le reprochó la jugada. La consigna estaba clara de antemano: se trataba de reforzar al presidente del Gobierno. El secretario general de los socialistas vascos, Patxi López, lo resumió brevemente en su intervención. Llamó al partido a «dar y ganar la batalla de la imagen instalada» y pidió a sus dirigentes que no se encierren en su «parcela particular» para «protegerse de la tormenta».