57ª EDICIÓN ZINEMALDIA

Ricardo Darín: «Con esta cara de ladrón, no me costó meterme en el papel»

El actor argentino participa en la Sección Oficial del certamen con dos películas y la tranquilidad de que sólo una es a concurso

SAN SEBASTIÁN Actualizado: Guardar
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Apenas una semana antes de iniciar en Buenos Aires otro rodaje a las órdenes de Pablo Trapero, Ricardó Darín llega al Zinemaldia con dos películas de la Sección Oficial bajo el brazo: El baile de la Victoria, proyectada ayer fuera de concurso, y El secreto de sus ojos, que hoy entra en competición.

- Ésta es su décima entrevista de la mañana. Lo más duro, ¿la promoción?

- Creo que sí. Probablemente sea de las cosas más... no sé si duras, porque duro es trabajar en el puerto. Hay cierta reiteración en la que el interés puede decaer un poco, tanto de un lado como del otro, pero también es responsabilidad de cada uno tratar de darle algo de color y hacerlo amablemente.

- ¿Alguna pregunta que esté deseando que le hagan y aún no se la han formulado?

- Bueno, no hay preguntas que desee que me hagan, pero estoy dispuesto a contestar a cualquier cosa, dentro de mis posibilidades limitadas.

- Me refiero a que igual espera que le pregunten por determinada escena o algo así.

- Bueno, eso ocurre a veces porque uno otorga importancia a determinadas situaciones dentro de un trabajo y luego pueden pasar desapercibidas para el público. O al revés: de pronto uno ha hecho algo, no digo sin interés, pero sí sin poner toda la carga y la intención que quisiera, y resulta que eso cobra una importancia para los demás que le obliga a viajar en el tiempo para recuperar las sensación de ese momento. Forma parte del juego. Toda vez que hacemos un trabajo que es de exposición pública nos sometemos al juicio de los demás.

- Dirá que no, pero ¿le costó mucho decidirse cuando leyó el guión?

- Lo primero que hice fue leer la novela de (Antonio) Skármeta. Me encantó porque me gustó mucho esa fusión, esa forma que tiene de escribir en la que los géneros se desdibujan un poco y no sabemos muy bien si estamos hablando de un policial, de una historia romántica, de aventuras... Me entusiasmó porque eso ofrece muchas posibilidades y en términos cinematográficos da la sensación de generosidad visual porque puedes atravesar distintas atmósferas y climas. Luego, como suele ocurrir, empiezan a aparecer las distintas versiones y un buen día surgió la idea de que el personaje de Victoria...

-... se haya quedado sin habla.

- Para mí fue un shock. Tardé unos días en recomponer mi cabeza y hoy tengo que reconocer que tuvieron razón porque adquiere una resignificación, si se quiere, metafórica en relación al pasado. Quizás sea la forma más contundente y explícita de mostrar hasta qué punto alguien puede quedar shockeado por la intervención a la que es sometida la niña, sin abundar en explicaciones y diálogos que podrían ser muy tediosos.

- Su personaje es paradigma de otros muchos vistos antes en el cine: alguien que sale de la cárcel con ganas de iniciar una nueva vida tras zanjar una cuenta pendiente.

- Así es. Bueno, con esta cara de ladrón que tengo no tuve que hacer mucho esfuerzo. Lo que más me costó fue entrar en la parte melancólica del personaje porque arrastra una gran decepción. Mi objetivo era no exagerar. Hay una tendencia marcada a que cuando los personajes sufren decepciones muy fuertes, eso se describa de forma exagerada para mi gusto. Si uno viene siguiendo el relato con cierta atención, no necesita más. Me gusta que el espectador trabaje a la par que el personaje. Me gusta que se meta dentro de lo que está sintiendo el personaje sin que uno tenga que apelar a la grandilocuencia porque la vida transcurre de esa forma. No soy optimista, pero trato de ser positivo. No creo que las cosas vayan a mejorar, pero intento rescatar lo que de bueno hay en este momento porque no sé si habrá un mañana.

- ¿Cómo fue trabajar con Fernando Trueba?

- Fantástico. Es un ser... no blandito, pero sí muy amable y, en mi caso particular, tuvo una gran habilidad para transformar todo lo que fue el montaje de esto en una cuestión, no sólo armoniosa, sino casi familliar. Éramos todos de distintas latitudes, un equipo policromático y logró que todos nos sintiéramos parte de un mismo grupo humano. Además, sabe un huevo.

- Mañana (por hoy), presenta El secreto de sus ojosEl secreto de sus ojos. Preguntarle cuál prefiere será como lo que si quiere más a papá o a mamá, ¿no?

- Claro. tengo la tranquilidad de saber que son dos historias totalmente distintas y con dos directores distintos, aunque comparten su admiración por Wilder. Estoy tranquilo porque sé que he puesto al servicio de sus pretensiones mis herramientas y he tenido la oportunidad de venir a un Festival de estas características, al que siempre da gusto venir por múltiples razones, no sólo artísticas: los amigos, lo bien que se come... He venido con mi mujer, que adora esta ciudad. Pero volviendo a la pregunta, las películas no compiten entre sí.