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Un agente de la Guardia Civil revisa un cultivo camuflado en un invernadero de Sanlúcar. / LA VOZ
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Marihuana en la maceta para redondear el sueldo

Las plantaciones caseras se disparan en la provincia y las incautaciones de la Guardia Civil se multiplican en plena época de recolecciónEn lo que va de mes, se ha detenido a 18 personas, que en su mayoría recurrían a estos cultivos para sacar un dinero extra

SILVIA TUBIO
CÁDIZActualizado:

El mes de septiembre no es sólo época de vendimia en muchas denominaciones vitivinícolas del país, también es una fecha marcada en el calendario para los que a escondidas, porque la ley los persigue, recolectan los frutos de una planta prohibida con matices: el cannabis. Esta circunstancia tiene un curioso reflejo en las estadísticas de la Guardia Civil, que en septiembre incrementa las incautaciones de marihuana procedente de cultivos desmantelados. Así ha ocurrido en años anteriores y 2009 no es una excepción.

Sin embargo, este año se está produciendo un incremento más que notable en las actuaciones que realiza el Cuerpo Benemérito, sobre todo en parcelas situadas en zonas rurales. Y es que en muchas de las intervenciones, la Guardia Civil se ha topado con vecinos sin antecedentes, ajenos al mundo del narcotráfico, que buscan en la maría una fuente de ingresos extras.

Las cifras cantan por si solas: en la primera quincena de septiembre -últimos datos actualizados- los agentes han requisado 816,5 kilos de cannabis en once plantaciones y ha detenido a 18 personas; mientras que en todo el mes de septiembre de 2008 estas incautaciones se limitaron a poco más de 111 kilos. Ambos periodos estuvieron precedidos por un mes flojo en el que apenas se desmantelaron cultivos. Así en agosto de 2008 este apartado se quedó en blanco y en 2009 fueron 68 kilos los decomisados y enviados para ser destruidos.

En septiembre, la Guardia Civil intensifica la vigilancia en las zonas de cultivo. Según confirmaron fuentes del Instituto Armado, en estas fechas, las plantas de cannabis se encuentran listas para su recolección, presentan un aspecto más frondoso y en función del tipo de variedad -la más común es la denominada sativa- pueden superar el metro y medio de altura. Esto las hace más visibles para las patrullas que a diario recorren los caminos rurales. Aunque los propietarios de cultivos de marihuana adoptan medidas para evitar ser descubiertos, dificultando así la tarea de los guardias, como es la ubicación de las plantas en invernaderos o en terrazas cerradas.

No se puede obviar que en este repunte de la estadística ha contribuido una operación que sacó a la luz la mayor plantación conocida hasta la fecha en la provincia. Estaba situada en una finca de Algodonales y sus responsables eran tres ciudadanos checos que fueron enviados a prisión. El operativo, de nombre Luna, se desarrolló el pasado siete de septiembre y los agentes requisaron 1.288 plantas que pesaron unos 600 kilos. En este caso, los detenidos no entran en el perfil antes reseñado, la envergadura del cultivo revela una actividad delictiva a gran escala. Sin embargo, descontando esta incautación la estadística sigue duplicando los resultados que obtuvo el Instituto Armado en septiembre de 2008.

La marihuana no es ámbito de actuación para las grandes redes de narcotráfico. Los beneficios que se obtienen con su distribución son inferiores a lo que genera la cocaína. Su precio en el mercado es similar al hachís, pero la demanda del consumidor es inferior, según las mismas fuentes consultadas. Pero aquellos que deciden introducirse en el cultivo casero, pueden ser autosuficientes y no dependen de los productores del norte de África, como ocurre con las organizaciones que trabajan con el hachís y que tienen a sus proveedores en Marruecos. A esto se suma que el tráfico de marihuana, como ocurre con el hachís, está castigado con penas inferiores. Estos ingredientes son los que han convencido a los productores domésticos, que cada vez son más.

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