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Chillida y la materia
El universo del genial escultor vasco llega a Cádiz en una muestra que investiga la relación del artista con los materiales
CÁDIZ Actualizado: GuardarEl arte no siempre está ligado a la locura. Con la paciencia en las manos y el método del replanteamiento constante del objeto artístico, racional y sereno, Eduardo Chillida (San Sebastián 1924-2002) se convirtió en un genio. Ayer, la obra del escultor vasco, con su diálogo artístico de formas y espacios y su lucha entre potencia y acto, se presentó como un espacio de paz en la inauguración del Centro Unicaja de Cultura en la Calle San Francisco de Cádiz.
Un estreno por todo lo alto. Así se plantea una muestra que ha traído a la ciudad obras de las más importantes que se han podido ver en Cádiz en los últimos tiempos y que serán visitables durante dos meses.
Chillida. Materia-Reflexión. Ese es el sencillo titular bajo el que se encuadran con peculiar aunque formal cohesión medio centenar de obras en las que palpita el inconfundible universo del escultor donostiarra. Son parte de la primera línea de exposición de Chillida Leku (el lugar de Chillida), el pequeño «mundo paralelo» alrededor del caserío que el artista creó en Hernani (Guipúzcoa) para sus obras y que se terminó tras su muerte. Según afirmaron su hijo Ignacio y el otro comisario de la muestra, Julio Niebla, la muestra se divide en tres salas, una por cada una de las maneras en las que Chillida se acercó al espacio con todas sus variantes.
En la primera figura la tierra, con las lurrak o suelos, las tierras chamotas o un gran mural de hormigón refractario pintado y cocido con óxido de hierro.
En la segunda sala, el creador vasco se expresa mediante la manipulación de las piedras. En este espacio se puede admirar su gran pieza de alabastro en la que «la luz no entra, sino que sale de dentro», dijo Julio Niebla, además de otras expresiones elaboradas en calizas calizas.
En la tercera se recoge el extenso trabajo de Chillida con los hierros, materia con la que realizó obras tan conocidas como el Peine del Viento, en la Bahía de la Concha de San Sebastián.
En cada una de las tres salas en las que se expresa el «artista conceptual» se combinan las obras en diversos materiales con sus obras en papel, como los dibujos o sus Gravitaciones.
En directo
La muestra no muestra solamente el resultado final del creador, sino también su trabajo. En un vídeo de 20 minutos de duración se observa cómo era el proceso artístico del escultor. Sus maquinaciones, dibujos, razonamientos y algunas escenas de taller en las que el vasco se debate en una lucha a fuego con los metales. «Ahí se ve cómo era su producción. Hacer una escultura de esas características es un proceso increíble. El hierro va por donde quiere», explica Ignacio Chillida mientras el escultor retuerce las piezas junto a varios operarios en una escena cautivadora de fuego y chispas.
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