Sebastián carga contra Magna por su falta de transparencia en la compra de Opel
El ministro exige conocer los detalles del acuerdo con GM antes de ofrecer cualquier ayuda y pide a Bruselas que vigile de cerca el proceso
COLPISA. MADRID Actualizado: GuardarAl Gobierno no le gusta la oferta de Magna por Opel y, menos aún, la opacidad que inunda el proceso de venta de la filial europea de General Motors al fabricante grupo austríaco-canadiense, que cuenta con el apoyo financiero del banco ruso Sberbank. Y es que la operación se ha cerrado sorprendentemente y con un halo de favoritismo hacia Alemania, lo que ha molestado sobremanera al resto de países que albergan fábricas de Opel.
«Cuanto más conocemos de la opción de Magna, menos nos gusta», señaló ayer el ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, citado en Berlín por el secretario de Estado de Economía alemán, Jochen Homann, junto a sus homólogos británico, belga y polaco.
Homann pretendía tratar sobre las eventuales ayudas de Estado que requiere la denominada New Opel y de las que el Ejecutivo de Angela Merkel está dispuesto a ofrecer hasta 4.500 millones de euros entre créditos y avales. Pero tras la reunión nadie tenía mínimamente claros los planes industriales de Magna, que se ha limitado a advertir que pretende 10.500 despidos en toda Europa, ni las condiciones impuestas por General Motors.
«Cuando uno va a un restaurante, primero mira el menú, luego come y después paga la factura; hoy (por ayer) nos han convocado para pagar y todavía no hemos visto el menú», sentenció Sebastián ante una flagrante falta de información. La tensión política entre los Estados afectados se eleva y la comisaria europea de Competencia, Neelie Kroes, ya ha puesto sus ojos en la compraventa para intentar garantizar un proceso limpio. En España, los sindicatos han advertido de que plantearán batalla para defender el empleo en Figueruelas, que se juega 1.700 puestos de trabajo directos.
El Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero ha pedido a la Comisión Europea que «vigile» todo cuanto suceda alrededor de Opel. La secretaria de Estado de Industria, Teresa Santero, que acompañaba al ministro en Berlín, afirmó que todos los países, incluido Alemania, han exigido más datos, al tiempo que han mostrado sus suspicacias sobre el repentino giro en General Motors, que hasta el último instante calificó la oferta de Magna como la menos atractiva. El miedo a dejar en manos rusas la tecnología norteamericana parecía un obstáculo insalvable. No ha sido así.
No faltan las voces que insinúan que la decisión de la matriz estadounidense es una suerte de favor a Angela Merkel -que defendió desde el principio la opción Magna- en plenas elecciones generales en su país.
El Gabinete de la canciller se ha comprometido a una entrega de información por fascículos que comenzaría el próximo día 21 y acabaría el 7 de octubre, superados ya los comicios alemanes. Industria insiste en que «Opel debe tener una salida europea», pero no a cualquier precio. «No vamos a financiar despidos», señaló Santero.
Financiar despidos
Fuentes del Gobierno español explican que «antes de cualquier ayuda», Magna deberá aclarar sus intenciones para con Figueruelas, «la planta más productiva de cuantas tiene Opel». Desde UGT, su secretario federal de automoción, Rogelio Mena, recuerda que «Magna pretende trasladar parte de la producción del Corsa de España a Alemania, lo que no tiene sentido, pues resulta más caro». Lo oscuro de las negociaciones entre GM y Magna también ha disparado las alarmas en el Gobierno aragonés, que tiene en Figueruelas el principal motor económico de la región, y que ya ha advertido de que el aval de 200 millones solicitado por la marca sólo llegará si se mantiene el empleo en la planta.
Las suspicacias llegan a otros fabricantes europeos, como BMW o Volkswagen. El primero aprecia un conflicto de intereses en la venta de Opel a Magna, empresa con la que colabora de forma regular; el segundo también ha expresado su preocupación por la operación.