La pegada del Madrid oculta sus debilidades pero le vale para golear
Ganaba 0-3 al descanso, luego se relajó y acabó sufriendo hasta la entrada de Guti
COLPISA Actualizado: GuardarEste Real Madrid tiene una pegada descomunal, pero emite señales preocupantes. Su efectividad goleadora oculta sus debilidades. En ataque le basta media ocasión para marcar un gol, pero no ha perdido la costumbre de relajarse cuando el viento sopla a favor y en defensa también es una mina para los rivales a balón parado. Sin ningún brillo, ganaba por 0-3 al descanso, pero dos despistes consecutivos le obligaron a trabajar en la segunda parte, en la que permitió crecerse al novato y débil Zúrich. Lo mejor para el Madrid fue la contundente victoria para arrancar la Champions con autoridad y la recuperación de Cristiano Ronaldo, que despuntó en Zúrich y marcó sus dos primeros goles de falta con su nuevo equipo, aunque ambos fueron con la ayuda del portero suizo. Cristiano es tremendo en los lanzamientos de falta aunque sea desde 25 metros, pero Leoni se tragó los dos potentes disparos centrados del portugués. Lo peor para el Madrid, el exceso de confianza, los continuos fallos defensivos a balón parado, la aglomeración por el centro, y la lesión de tobillo de Xabi Alonso. Pese a todo, el camino hacia la Décima lo abrió el Madrid a lo grande en tierras suizas, aunque tras una primera parte tan plácida nadie podía esperar sufrimiento, y habrá que ver cuando los blancos se encuentren con rivales de entidad candidatos también a la Copa de Europa.
Lo que tiene el Madrid es que no necesita mucho para hacer un gol. Aunque se atasque por el centro, esté lento hasta la desesperación y no brille. En 20 minutos le metió tres al Zúrich. Con un marcador tan abultado a favor, el Madrid tuvo tiempo para relajarse, pero se pasó de frenada. Dejó jugar al Zúrich y se fue del partido, encajando el 2-3.
Tuvo que salir Guti para dar algo de pausa e incluso ayudar, lo que ya es noticia, en la recuperación. Con la calidad y la experiencia que tienen, los blancos volvieron a poner las cosas en su sitio. Pero porque el rival era demasiado limitado. Hay que ponerse las pilas.