Economia

Europa sale de la recesión pero España se queda este año sumida en 'números rojos'

La Comisión Europea alerta, sin embargo, de la fragilidad de la recuperación económica

COLPISA. BRUSELAS *Catedrático de Economía Universitat Pompeu Fabra Actualizado: Guardar
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Europa está dejando atrás la recesión, pero España continúa profundamente instalada en ella. Ayer, la Comisión Europea hizo públicas sus previsiones de otoño -a medio camino en el segundo semestre- que se concentran sobre sólo 7 de los 27 socios de la UE y sobre dos variables, el PIB y la inflación, y los datos no dan para muchas interpretaciones: a finales de este año, de los 7 países contemplados sólo seguirá cayendo el PIB de España, un 0,2% en el cuarto trimestre. Con ello, la contracción del PIB español será este año del 3,7%, y no del 3,2% que se auguraba en mayo, cuando fueron presentadas las previsiones económicas de primavera. Este porcentaje será ligeramente inferior a la caída esperada tanto en la zona euro como en la UE de 27 socios, con descensos medios que coinciden en el 4%.

El Gobierno español se aferra a esa evolución interanual, muy próxima a sus propias estimaciones. Las últimas previsiones macroeconómicas del Ejecutivo cifran el descenso del Producto Interior Bruto en el 3,6% para este año. Que el resto de los socios europeos salga antes de la crisis es considerado por el Ministerio de Economía «una buena noticia» que contribuirá a la recuperación económica por la vía de los intercambios exteriores.

Francia lidera la recuperación de la UE mientras que Alemania, que tuvo un segundo trimestre mucho mejor de lo previsto, registrará de julio a agosto un crecimiento significativo, del 0,7%, para bajar al 0,1% en el último tramo del ejercicio. En la Eurozona, como en la UE27, las cifras que se anuncian para los dos últimos trimestres el año son, por primera vez, positivas: el 0,2% este trimestre y el 0,1% para el último, en ambos espacios económicos.

Con todo, las cifras globales del ejercicio van a ser espectacularmente malas: la caída del PIB alemán va a ser del 5,1%, del 5% el de Italia, del 4,5% el holandés y del 4,3% el del Reino Unido, en la comparación de dos ejercicios.

El comisario Almunia, que presentó estas previsiones, llamó sin embargo la atención sobre la fragilidad de la recuperación, que se sustenta en unas circunstancias excepcionales (las medidas de estímulo económico), por su propia naturaleza coyunturales.

«Lo peor de la crisis queda atrás», decía Almunia, quien inmediatamente después llamaba a los 27 a definir una estrategia de salida de la recesión, «que debe ser coordinada».

La percepción de que la economía mundial camina hacia mejores tiempos procede no sólo de los datos ahora difundidos, sino de una multitud de indicadores, como los de confianza, que llevan meses mejorando.

Escaso crédito

El comisario, no obstante, hacía una distinción entre la recuperación constatada en los mercados financieros y la de la economía real, que todavía no se ha producido. «El flujo de crédito hacia las familias es aún muy bajo», dijo.

Almunia intentó diluir el mal comportamiento relativo de la economía española, manifestando que «también en su caso, el perfil de la tendencia ha mejorado». Precisó, no obstante, que el ritmo de recuperación «será en España más lento que el de la media, debido a los desequilibrios estructurales ya conocidos. Parece que habrá una estabilización, pero a ritmo más lento que el resto».

La inflación, la segunda de las variables contempladas en el análisis, muestra tendencias al alza. «No hay riesgo de deflación», aseguraba el comisario, tras avanzar que los precios seguirán cayendo en la zona euro el 0,3% este trimestre y un 0,7% el próximo, fruto de la reactivación paulatina del consumo y de la subida de precios de los carburantes. Para España, los valores correspondientes de la inflación son un retroceso del 0,1% el trimestre en curso y la congelación en el próximo.

E l milagro económico español continúa desinflándose. Ayer fue la Comisión Europea la última en certificar que de los estigmas de la economía española no salía sangre sino zumo de tomate. El panorama futuro que esbozó el comisario Almunia fue de una larga travesía en el desierto hasta absorber los «desequilibrios acumulados en los últimos 10 años». Cierto: la media de caída del PIB de los países de la UE es superior. Mal de muchos, consuelo de tontos. Pero, además, la tendencia es muy diferente: mientras en otros países la revisión de su crecimiento es al alza, en España es a la baja. 'No preocuparse': entramos más tarde, saldremos más tarde. Bueno, aceptemos que saldremos más tarde. El problema es saber de qué manera acabará sucediendo.

'The Wall Street Journal' ponía ayer a España como ejemplo de las desventajas de la moneda única. Durante los años del 'boom', la mayoría de los analistas sólo consideraron las ventajas de estar en el euro: trasladar los bajos tipos de interés europeos a España favorecía un rápido crecimiento. Pero para que ese milagro se pudiera mantener era preciso que el bajo coste del dinero favoreciera la inversión en capital productivo e innovación para mejora la productividad de la economía y poder hacer frente a un potencial cambio de ciclo.

Ya sabemos que esto no sucedió. Muy al contrario, nuestro enorme ritmo de endeudamiento se destinó a financiar mayoritariamente un sector de la construcción con una productividad menguante. Resultado: una caída de la productividad total de los factores del 0,8% anual. Y encima nuestros costes han crecido mucho más rápido que los de la zona euro. La moneda única nos impide devaluar, como solíamos hacer en el pasado, para que las exportaciones tiren del carro. El sector exterior puede ayudar mientras se contraigan las importaciones, pero este mecanismo tiene un límite. Con un elevado nivel de endeudamiento y un desempleo galopante es difícil pensar que el consumo pueda despegar de nuevo. Y con unos costes reales en claro crecimiento y una productividad decreciente, es lógico que la inversión se desplome como lo está haciendo. Finalmente, y también por efecto del euro, cuando Francia y Alemania se recuperen, la subida del tipo de interés golpeará de lleno a la economía española.

En el 'boom', hasta el 95% de las hipotecas se firmaban a tipo de interés variable. Quizás Francia y Alemania nos compren más, pero la subida de tipos asociada a su mejora también reducirá la renta disponible de las familias españolas. En estas condiciones me conformaría con que saliéramos, sea cuando sea.