Esto es la Andaluza
Nuevo tropiezo del San Fernando, que cae en las argucias del rival y, aunque reacciona tarde, consigue rescatar un empate
SAN FERNANDOActualizado:Trabajo, más trabajo. Y equilibrio defensivo. Falta orden y agresividad atrás. Además de un poco de cabeza sobre el campo. Eso es, al menos, lo que se vio ayer en el debut del San Fernando como local ante el Cortegana.
Los de Iriondo dejaron escapar dos puntos más, después de disputar dos partidos en los que expusieron más que el rival sobre el tapete. De momento es algo anecdótico, pero habrá que reaccionar pronto porque en esta liga sólo tiene seguro el ascenso el campeón.
Sobre todo, habrá que meterse en la cabeza que ya no estamos en Segunda B, sino en Primera Andaluza. Sin desmerecer la categoría, ayer se dieron todos sus elementos. Marrullería, tangana, árbitraje inexperto, un rival escaso...
Los más viejos del lugar esperaban en la grada la reacción de Sotelo cuando se vio que el gaditano tuvo dos encontronazos con el central Alberto. Y no se equivocaron. El delantero se calentó más de la cuenta y picó el anzuelo del onubense. Jugada fortuita en el centro del campo, un poco de teatro y a la calle al filo de la media hora. Fiel reflejo de lo que ocurrió en el encuentro. Su expulsión hizo daño al equipo. Habrá que huir de ese tipo de trampas y estratagemas. Un campeón tiene que estar por encima.
Porque no sólo vale estarlo futbolísticamente. Esto es Andaluza y los rivales existen. El San Fernando ha encajado cuatro goles en dos partidos, pero ¿en cinco ocasiones, seis, siete...?
No existe equilibrio entre las situaciones de gol que se crean y las que se reciben. En un soplo, los azulinos se vieron con un 0-2 en contra tras los goles de Hugui y Ñoño. Y así, para la caseta.
Catarsis azulina
No hay que llevarse las manos a la cabeza porque de nuevo demostró que tiene argumentos. Con diez dio un baño a los onubenses... cuando Iriondo les puso las pilas en el descanso, cuando Rodiel se dio cuenta de que no sólo se le necesita para el último pase, cuando entró el incombustible Paquito Sánchez y empezaron a funcionar las bandas, cuando todos corrieron más que los oponentes... Reacción positiva, pero tarde. Al menos, el público se marchó esperanzado... y cabreado con la permisividad del trencilla y la insolencia de sus asistentes, que ante la duda tomaron el camino fácil.
Iriondo tiene mucho que hacer, y lo primero aplicarse el cuento y calmar sus nervios (le costaron la expulsión en el descuento). Los puntos que vuelan ya no vuelven.