Lituania llega a la gran cita con la soga al cuello

Sus seguidores, numerosos y ruidosos, se dejan ver mucho más que el equipo. El orgullo patriótico les lleva a ir pegados a la tricolor de su país (rojo, verde y amarillo). Sus banderas ondean por la calle, asidas a los coches, en las ventanas de los hoteles.

Poco parece importar a los aficionados que Lituania esté en una situación crítica. Es lo que tiene pasar de fase sin victorias que echarse al estómago. Sólo había ganado en su grupo de Wroclaw a Bulgaria, que al ser le eliminada se lleva con ella los resultados habidos en sus enfrentamientos.

En la jornada del sábado recibía una de los mayores bofetones escuchados hasta la fecha en el Eurobasket: un 58-81 a manos de una Eslovenia cada vez más feliz bajo la protección del blaugrana Jaka Lakovic. Así, con un carolo en su hoja de calificación, una derrota esta tarde ante España le dejaría sin opciones matemáticas de prolongar su presencia polaca en Katowice.

Se esperaban arrebatos de irregularidad en los lituanos. En la cúspide se instala su mayor decepción en Polonia. Linas Kleiza acaba de cambiar el presente en Denver por el futuro en la generosa nómina del Olympiacos. Se pensaba que su figura marcaría el epicentro para extender el verde como monocromía en la cancha. El alero ni se ha acercado. Pero esta Lituania fue la quederrotó con superioridad a España en el amistoso de hace pocos días.