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Del Ayuntamiento y los juzgados al castillo o la hacienda

Los ritos laicos ya no son sencillos y manejan altos presupuestos de gasto

CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Casarse siempre ha supuesto un importante desembolso económico, porque muy raramente los novios se han conformado con dar el sí quiero en un entorno íntimo. Si bien los invitados suelen cubrir con sus regalos en metálico el importe de sus cubiertos, otros factores se encargan de que este evento no deje de salir por un pico: desde el vestuario de los novios y el de los acompañantes, pasando por las alianzas, las flores, los obsequios y el transporte para los invitados, el reportaje fotográfico... Según las fuentes consultadas, en una boda por la iglesia, sólo vestir a los contrayentes cuesta alrededor de 2.000 euros. Si a esto le sumamos un modesto banquete de 200 comensales a 50 euros el cubierto y un donativo para el templo -150 euros en este caso- la cifra es nada menos que 14.000 euros. Y esto, tirando por lo bajo.

Lista de costes

Pero las diferencias económicas entre las bodas civiles y las religiosas han ido a para al baúl de los recuerdos. Ya nadie piensa en una «ceremonia sencilla» cuando acude a la colocación de los anillos mediante el procedimiento civil. En apenas unos años, estas ceremonias, otrora breves y poco concurridas, han salido de los salones de plenos de los ayuntamientos y de las salas de los juzgados para convertirse en auténticas puestas en escena con un castillo o una hacienda de fondo. Una tendencia que se ha incrementado desde que la ley impide sacar los libros de registro de las instituciones públicas. Entonces, hay parejas de novios que optan por firmar un día antes y celebrar una ceremonia ficticia con banquete incluido después. Es el caso de Víctor y Ana, dos jóvenes de clase media que ya se encuentran en capilla y que desvelan que el vestuario de ambos -complementos incluidos- ronda en torno a los 4.000 euros.

El banquete nupcial, para unos 320 invitados, costará unos 20.800 euros, a razón de 65 euros el cubierto. A esto hay que sumar el alquiler de la hacienda donde celebrarán tanto la ceremonia como el banquete: 3.000 euros más. Y no podía faltar la luna de miel: 4.000 euros. En total, la friolera de 31.800 euros. Esto, sin contar los autobuses para los invitados, las fotografías, el vestuario de los acompañantes, la orquesta... Para pensárselo.