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Marc Gasol trata de superar a la férrea defensa turca. / EFE
LA CLAVES LA REACCIÓN DE MARC MOMENTO COMPLICADO SIN IDEAS

España, esa desconocida

Scariolo fracasa al diseñar la jugada del duelo ante Turquía para Llull y Marc Gasol le afea la decisión

J. M. CORTIZAS
ENVIADO ESPECIAL. LODZActualizado:

Doce segundos y tres décimas. 61-60 a favor de Turquía y tiempo muerto en el que España dibuja en la pizarra el camino hacia el aro rival. En juego un triunfo vital, para la clasificación a los cuartos de final del Eurobasket y para la credibilidad de un campeón del mundo que en esta entrega continental nunca ha dado la imagen de tal. Como sucedió durante varias fases del choque, en lo que han sido puntos y seguido desde que el balón está en juego en Polonia, cualquier parecido con la realidad resultó pura coincidencia. Doce segundos son un mundo para gestar un ataque. Muchos galones sobre la pista y la firma del conato de gesta la pone el aspirante a héroe, el último en llegar tras confirmarse la baja de Berni Rodríguez. Sergio Llull alzó la mirada, enfiló el camino hacia la pintura y fue parado en seco cuando su instinto le llevó a buscar un mate imposible, inverosímil. Los pívots de la media luna le vieron llegar, se relamieron y, literalmente, le clavaron en el aire.

La muy deficiente carburación dejó a la roja tirada en la cuneta y al equipo levantado en armas. No se explica de otro modo la reacción de Marc Gasol al acabar un partido en el que fue una pieza importante en la primera parte para verse relegado al rebufo de Garbajosa y Reyes en la reanudación. «Teniendo a Pau en el campo, jugársela con el chico que acaba de llegar... pasan estas cosas». Sergio Scariolo aún debe estar buscando analgésicos para mitigar el sopapo estampado por el de los Grizzlies, el mismo que pone sobre la mesa las reuniones, no-reuniones para luego llamar pesados a los periodistas por preguntarle por lo que dijo, no-dijo. El técnico, visiblemente enojado, dijo lo que es de recibo, que no se pueden decir esas cosas. Y Pau Gasol tiró de vaselina para evitar roces en la herida y dio por válida la opción perfilada para Llull. Dará que hablar.

La crisis de la canasta

Lo peor de todo es que la derrota confirma que la crisis no se ha olvidado del mundo de la canasta. Mal ante Serbia, lo mismo frente a Gran Bretaña. Relativa mejoría con crisis final con Eslovenia y nuevo tropiezo con Turquía por no tener una hoja de ruta o no saber interpretarla. No, no fue sólo el ataque final.

Serán las pilas menos cargadas de lo esperado por las lesiones, los famosos roles difusos o los picos de intensidad, pero este grupo demuestra tener piernas de trapo a poco, muy poco, que le conteste un oponente. Quince pérdidas, parciales cíclicos que cada vez tienen menos explicación (10-2 en el primer cuarto, 13-4 en el segundo y 10-0 en el tercero), nula renta a los momentos estelares en los que pudo cerrar el rebote y anotar lo exigible, escenificación de una reiterativa zona ante la que Turquía tampoco sufrió lo supino, olvido de mandamientos básicos del basket como el no pasarás el balón a la altura de los tobillos de tus pívots... Una barbaridad de manchas en su hoja de servicios.

Cierto es que muchos indicios, la mayoría, apuntan al banquillo. Era de esperar. A los técnicos, esos predicadores en el desierto, sólo se les suele valorar las muescas negativas. El buen inicio de partido cuenta ya con la etiqueta de obligatoria. No se valora el buen trabajo sobre Ilyasova y Turkoglu, sino que Turquía contestara con un 10-2 tras un tiempo muerto, sin que nadie le tomara la matrícula a Asik, visitando la cocina española como si fuera un inquilino de la casa.

No se mide que Raúl López pidiera el cambio para propiciar la vuelta de un gris Ricky Rubio. Lo que destaca es que Cabezas se quedara inédito o que Llull fuera el base elegido en el minuto final, al que se había llegado 61-60 a favor de los otomanos, que jugaban como locales. Y por supuesto, en su debe se incluye el último ataque previo al descanso, con España con posibilidad de hacer una falta (no estaba en bonus) y todos de miranda hasta que Ilyasova clavó un triple que hizo a su selección llegar al intermedio con ventaja moral. Y hubo más.

Ingreso en la UCI

Pero había detalles que anticipaban el batacazo, el ingreso de España en la UCI. El más determinante, la carencia de un base creador, de alguien que imponga criterio a una errática forma de juego, a una subsistencia encauzada a la llamada de emergencia a los de siempre.

Quizá la clave de la derrota se adelantó diez minutos. Más allá del error en el mate de Llull, la roja dilapidó su dominio en el tercer cuarto. Lo estrenó con dos tapones seguidos de los Gasol brothers y un rebote en defensa para Ricky. Primer renglón de un parcial de 0-9 y muchísimo dominio bajo los aros. Pero no se tradujo en anotación porque las pérdidas alcanzaban ya la decena para el minuto 26.

Tampoco ayudó una técnica a Marc, empeñado por antagónicos motivos en ser el hombre del día. Otro extravío de Raúl con antideportiva como regalo de promoción impidió que España amagara con irse en el tanteador. El resto, ya se conoce. Turquía supo qué hacer en todo momento. España daba bandazos, con el timón roto.

Entró en los cuatro minutos finales con empate a 55. A falta de tres, perdía 57-56. Con dos por delante 59-58 y la sensación de poder ganar tras una chufa jugada por Ilyasova. Otro puntito abajo (61-60) ante los 60 segundos finales.

De nuevo Ilyasova buscó la heroicidad al límite de posesión. Pau cobró una falta. Rudy se hizo con el rebote al último fallo otomano y nada más. Turquía no abrió su espacio aéreo y dejando a Llull en levitación ganó, logró su clasificación para cuartos de final y deja a España obligado a ganar a Lituania y Polonia para no quedar eliminado y sin plaza en el Mundial 2010.